Mikhail Viktorovich Popkov (7 de marzo de 1964) es un violador y asesino en serie ruso que agredió sexualmente y asesinó a 78 mujeres entre 1992 y 2010 en Angarsk, Irkutsk y Vladivostok, en Siberia. Es conocido como “El hombre lobo” y el “maníaco de Angarsk” por la naturaleza brutal de sus crímenes.
A la mayoría las mató durante la noche, después de encontrárselas por la calle y ofrecerles un aventón; en tres ocasiones cuando estaba de servicio a bordo de su patrulla.
Y a muchas las mató con un hacha, aunque “el maníaco de Angarsk” -como pasó a ser conocido por sus brutales métodos- también utilizó martillos, cuchillos, destornilladores, punzones, garrotes, bates de béisbol y tacos de billar, entre otros objetos.
Popkov luego tiraba los cuerpos mutilados en bosques, a la orilla de la carretera e incluso en el cementerio de su ciudad natal, donde de vez en cuando se ganaba algo de dinero extra trabajando como sepulturero.
Al menos 10 de las 77 mujeres asesinadas fueron violadas antes. La más joven de sus víctimas solamente tenía 15 años.
Popkov, de 53 años, empezó a matar en 1992, pero solamente fue capturado en 2012, luego de que la policía vinculara restos de ADN recogidos en su jeep Niva con el ADN encontrado en algunas víctimas.
Marcas de neumáticos de uno de estos 4×4 habían sido encontrados cerca de algunos de los cuerpos mutilados, lo que llevó a la policía a investigar a todos los dueños de vehículos de este tipo en Angarsk.
Y Popkov, quien para entonces trabajaba como guarda de seguridad, fue arrestado cuando se dirigía a Vladivostok -a 3.900 kilómetros de distancia- a buscar otro vehículo.
Tres años después de su condena de 2015 por 22 asesinatos, el expolicía confesó haber asesinado a 59 personas más, pero la policía solamente encontró evidencia de 56 de esos casos.
Aún así, los 78 muertos por los que fue condenado superan fácilmente los 52 asesinatos atribuidos a Andrei Chitalko, “el carnicero de Rostov” que aterrorizó la Unión Soviética de 1978 a 1990, y los 48 de Alexander Pichushkin, “el asesino del ajedrez”, quien logró asesinar a 48 personas en Moscú entre 2002 y 2006.
Pichuskin, quien también fue sentenciado a cadena perpetua en 2007, dijo en su momento que su intención era matar a una persona por cada uno de los 64 escaques del tablero de ajedrez.
Popkov, por su parte, aseguró querer “purgar” a la ciudad de Angarsk, de donde era originario, de lo que él consideraba mujeres inmorales. Para ello, aseguró, únicamente “castigaba” a aquellas que aceptaban su invitación a tomarse un trago.
Se cree que su obsesión fue activada por sospechas de que su esposa había cometido adulterio.
Durante el juicio los fiscales establecieron que el expolicía estaba cuerdo pero tenía “una atracción patológica hacia el asesinato”.