Diogo Alves, mejor conocido como el «asesino del acueducto» y considerado como el primer asesino serial de Portugal, cuya cabeza se mantiene en un frasco con formol en la universidad de Medicina de Lisboa.
Diogo de nacionalidad Española, emigró muy joven de su ciudad natal luego a Lisboa, en busca de nuevas oportunidades para una vída mejor, inicio trabajando como peon en casas de adultos mayores adinerados pero pronto se canso de la mala remuneración y se dio cuenta de que una vida criminal sería mucho más rentable.

La historia de Diogo Alves intrigó a los científicos de la Escuela de Medicina de Lisboa, quienes estaban asombrados por su crueldad y vileza, que después de su ejecución, y con el ánimo de estudiar y analizar las raíces de su maldad, conservaron su cabeza, ya que se creía que dentro del cerebro de los asesinos existía un órgano del crímen y motivados por sus declaraciones es que decidieron conservarla para su estudio.
Alves confesó que nunca se había arrepentido de haber cometido un asesinato, solo sintió un poco de remordimiento después de matar a un bebé que estaba llorando mucho y justo antes de quitarle la vida, el infante le sonrió, fue allí donde sintió una gota de arrepentimiento.
En la actualidad, aún se conserva la cabeza de Diogo en un recipiente de vidrio.
Imagínate caminando por un largo pasillo y encontrar en un estante solitario la cabeza de un asesino serial conservada en formol… Difícil de creer, ¿verdad?