La historia de Elisabeth generó conmoción y durante mucho tiempo ocupó los titulares de los diarios del mundo, Trece años después, en 2021, su calvario fue llevado a la pantalla grande cuando se estrenó La chica en el sótano, un film que revela espeluznante detalles.
El secuestro de Elisabeth Fritzl
El 26 de abril del 2008 Elisabeth Fritzl volvió a sentir la brisa del aire libre. Se encontró con una sociedad totalmente desconocida: había teléfonos celulares, Internet y autos modernos. Nada de eso existía cuando la secuestraron. La joven, oriunda de Amstetten (Austria), había sido vista por última vez en 1984, a los tenía 18 años.
Su padre, Josef Fritzl, fue el responsable del cautiverio de la entonces adolescente. Para llevar adelante su macabro plan, construyó durante seis años un sótano en su propia casa al que ningún miembro de su familia -compuesta por su esposa Rosemarie y sus seis hijos- tenía permitido acercarse.
Elisabeth tenía 18 años cuando fue secuestrada por su padre (Foto archivo)
A pesar de mostrarse como una familia tipo, los comportamientos abusivos y violentos eran moneda corriente puertas adentro del hogar de los Fritzl. Generar terror era una de las “habilidades” del padre y esposo, que centró toda su maldad en su cuarta hija, a la que desde muy pequeña comenzó a controlar y evitar que se acerque a la gente.
La puerta del infierno
Una tarde, mientras padre e hija se encontraban solos en la casa, él le pidió que lo ayudara con una tarea en el sótano. Ella accedió y esa fue la última vez que cruzó la puerta que dividía la vida de arriba con la de abajo.
¿Cómo explicó Josef la ausencia de su hija? con una mentira. Según su relato, Elisabeth huyó para unirse a una comunidad religiosa. Si bien esto no sonaba muy creíble, con el paso del tiempo todos en la familia parecieron convencerse.
Solo Josef sabía la escalofriante verdad: él mismo había construido una habitación hermética de 18 metros cuadrados debajo de la casa. Sus conocimientos como ingeniero y promotor inmobiliario fueron claves para crear este espacio para un “perfecto” cautiverio. En el cuarto, con un precario baño y una cocina, no entraba la luz del sol y no se escuchaban sonidos del exterior.
En ese lugar Elisabeth conoció el infierno. No solo sufrió abusos sexuales y violencia, sino que además producto de las violaciones tuvo siete hijos. La primera fue una niña llamada Kerstin que nació en1988. Le siguieron Stefan, Lisa, Monika, Alexander, Michael, Felix y Michael, quien murió al tercer día de vida. Según se supo años después, habría sido el propio Josef quien incineró los restos del bebé.
La llegada de los niños representó un problema para este monstruo, ya que le parecía que el sótano era demasiado pequeño para albergarlos e ideó un plan: llevarse a algunos de ellos a la vida de “arriba”. Para eso, obligó a su hija a que escriba una carta donde explicaba que en el culto donde estaba no podía criar a sus bebés y por eso los dejaba bajo el cuidado de sus abuelos. Esto no solo funcionó, sino que además reforzó la versión de que la joven estaba en una comunidad religiosa. De esta manera, tres de los pequeños pasaron a la otra parte de la vivienda y tuvieron una crianza “normal”.
Por un hecho fortuito donde uno de los “hijas del sótano” se descompensó, Josef aceptó trasladarla al hospital. Días después, acompañó a Elisabeth a verla y ese fue el fin del calvario. Gracias a que la entonces mujer de 42 años en ese momento pudo hablar con los médicos, éstos llamaron a la Policía y detuvieron a su padre. Sin embargo, esa fue la punta del iceberg.
Similitudes y diferencias de la película con el caso real
Tras la gran repercusión que generó el caso, donde la prensa bautizó a Josef como “El monstruo de Austria”, en febrero de 2021 se lanzó la película La chica en el sótano. En el escalofriante relato se narra cómo fue la vida de Elisabeth aunque con algunas diferencias, como por ejemplo que la historia transcurre en Estados Unidos.
La protagonista no se llama Elisabeth sino Sara y tiene 18 años también cuando es secuestrada por su padre y llevada al sótano de su casa. En la cinta, producto de las violaciones, da a luz a cuatro bebés, a diferencia de la joven que tuvo siete.
La crianza de los niños en el sótano, tanto en la ficción como en la realidad, fue con mucha dedicación por parte de la joven madre. Fue ella misma quien les enseñó a leer y escribir y que intentaba a través de un pequeño televisor y un reproductor de video hacer que tengan una vida normal.
En cuanto al momento cumbre de la historia real en donde la joven y sus hijos pudieron librarse de su secuestrador, el expediente judicial indica que sucedió cuando la salud de Kerstin era deplorable e incluía un cuadro de desnutrición, y debió ser llevada un hospital. Para no levantar sospechas, Josef permitió que su hija fuera a visitarla y allí intervino la Policía y la interrogó. Con mucho miedo, se animó a revelar lo que padeció.
En cuanto al final del film, fue la propia Sara quien pidió ayuda a personal médico ante la internación de su hija, a pesar de las amenazas de su padre. La crudeza del relato refleja el dolor y horror que Don ejerció sobre su hija e hijos/nietos.
Josef fue detenido en el preciso instante en el que Elisabeth denunció lo que vivió. Tanto la joven como sus hijos intentan desde 2008 rearmar sus vidas: se mudaron a otra ciudad de Austria y sus imágenes están resguardadas por las autoridades para evitar ser revictimizados.
Por su parte, el “monstruo de Austria” fue condenado a prisión perpetua el 19 de marzo de 2009. Actualmente, tiene 86 años y, a pesar de haber sido encontrado culpable, podría recuperar la libertad.
Más allá del paso del tiempo, el caso Fritzl en Austria y en el resto del mundo aún genera conmoción cada vez que surge alguna novedad y muchos recuerdan el calvario de la joven que conoció el infierno en su propia casa y cuyo demonio tenía la cara de su padre. © La Nación.