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La mayoría de los voyeurs (mirones) no sufren un trastorno voyeurista.
Los médicos diagnostican el trastorno voyeurista cuando las personas afectadas se sienten angustiadas o son menos capaces de funcionar bien debido a su comportamiento, o han actuado según sus impulsos con una persona que no ha dado su consentimiento.
El tratamiento, que suele comenzar cuando el voyeur o mirón ha sido detenido, consiste en psicoterapia, grupos de apoyo y ciertos antidepresivos.
El voyeurismo es una forma de parafilia. La mayoría de las personas con tendencias voyeuristas no tienen un trastorno voyeurista.
En el voyeurismo, es el acto de mirar (espiar) el que produce la excitación y no el hecho de mantener una relación sexual con la persona observada. Los voyeurs no buscan el contacto sexual con las personas observadas. Cuando observan a personas sin que estas consientan, pueden tener problemas legales.
El voyeurismo generalmente comienza durante la adolescencia o en los primeros años de la edad adulta. Es frecuente un cierto grado de voyeurismo, con mayor frecuencia en chicos y hombres adultos, pero cada vez es más frecuente en mujeres. La sociedad a menudo contempla las formas leves de este comportamiento como algo dentro de la normalidad, siempre y cuando los implicados sean adultos que consienten en ello. La visualización de imágenes y espectáculos sexualmente explícitos, ahora ampliamente disponibles en privado en internet, no se considera voyeurismo, ya que carece del elemento de observación secreta, característica distintiva del voyeurismo.
El trastorno voyeurista es una de las parafilias más frecuentes y tiene una incidencia mucho mayor entre los varones.
Cuando el voyeurismo es un trastorno, el voyeur pasa mucho tiempo buscando ocasiones para observar. Como resultado, pueden descuidar aspectos importantes de su vida y no cumplir con sus responsabilidades. El voyeurismo puede llegar a ser el método preferido de actividad sexual y el voyeur puede pasarse innumerables horas espiando.
Diagnóstico
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Evaluación de un médico, en base a criterios específicos
Los médicos diagnostican un trastorno voyeurista cuando
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Los afectados se han excitado de forma repetida e intensa observando desprevenidamente a una persona que se encuentra desnuda, desvistiéndose o participando en actividades sexuales, y la excitación se ha expresado en forma de fantasías, impulsos o comportamientos.
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Como resultado, los afectados se sienten muy afligidos o son menos capaces de funcionar bien (en el trabajo, con su familia o en interacciones con amigos), o han actuado según sus impulsos con una persona que no ha dado su consentimiento.
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Han sufrido la enfermedad durante 6 meses o más.
Tratamiento
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Psicoterapia, grupos de apoyo y ciertos antidepresivos
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A veces, otros fármacos
El tratamiento suele comenzar después de que el voyeur (mirón) ha sido detenido. Incluye el empleo de psicoterapia, grupos de apoyo y fármacos antidepresivos, los denominados inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS).
Si estos fármacos son ineficaces y el trastorno es grave, se pueden emplear fármacos que reducen las concentraciones de testosterona y, por lo tanto, reducen el impulso sexual. Estos fármacos incluyen leuprorelina y acetato de medroxiprogesterona. Las personas deben dar su consentimiento informado para el uso de estos fármacos, y los médicos les realizan de manera periódica análisis de sangre para controlar los efectos que tienen sobre la función hepática, así como otras pruebas (incluyendo pruebas de densidad ósea y análisis de sangre para medir los niveles de testosterona).