En 1969, Gaskins comenzó a matar a una serie de autoestopistas que recogía mientras conducía por las carreteras costeras del sur de Estados Unidos, torturando y mutilando a sus víctimas ‘por puro placer’, según él mismo. Afirmó haber matado de 80 a 90 personas, aunque la cifra nunca fue corroborada. Fue arrestado en 1975, cuando un criminal asociado confesó a la policía que había presenciado cómo Gaskins asesinaba a dos jóvenes. Fue declarado culpable de ocho homicidios y condenado a muerte, que luego se conmutó por cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional. Sorprendentemente, Gaskins cometió otro asesinato dentro de la prisión de alta seguridad, matando a un compañero interno. Él es el único hombre que ha matado a un recluso en el corredor de la muerte. Tras esto, fue condenado a muerte, siendo ejecutado el 6 de septiembre de 1991 a los 58 años en la silla eléctrica. Lo curioso es que horas antes de su ejecución intentó suicidarse -sin éxito- cortándose las venas con una cuchilla de afeitar.