Betsy Aardsma tenía toda una vida por delante antes de que, el 28 de noviembre de 1969, un desconocido se la quitara de la forma más fría posible. Proveniente de una familia conservadora de Michigan, se graduó con honores tanto del colegio Holland como de la universidad de Michigan, donde estudió Artes e Inglés. Al mismo tiempo en que estudiaba, había comenzado una relación con David Wright. Cuando su novio se marchó a Pennsylvania, ella viajaba a verlo en cada ocasión que pudiera.
Fue precisamente en uno de sus viajes donde terminó siendo asesinada. Junto a una de las pocas amigas que tenía en Penn, Sharon, ingresó a la biblioteca Patte en busca de unos libros de pintura para una investigación. Llevaba un vestido rojo. Tras hacerle una consulta al bibliotecario, subió al segundo piso y, solo momentos después, fue apuñalada por la espalda sin que nadie viera nada. “Será mejor que alguien ayude a esa chica”. La voz de un sujeto remeció a todos los presentes, de cuya existencia jamás se volvió a saber una vez que abandonó el lugar.
Betsy murió a las 17:20 en el centro de salud Ritenoir. Debido al color de su vestimenta, los estudiantes que le prestaron primeros auxilios antes de que llegara la ambulancia no notaron la sangre. Rick Haefner, uno de los amigos de la víctima, siempre fue considerado como el principal sospechoso. De acuerdo a sus vecinos, “tenía un carácter fuerte y asustaba. Nosotros lo detestábamos”. Estudiante de Geología, era una de las personas más cercanas a Aardsme, además de Sharon. Quienes lo conocían le dijeron a los investigadores que estaba enamorado, pero que ella lo rechazó.
“¿Viste la prensa?”. Esas palabras le dijo Haefner a un profesor, pese a que las noticias de su muerte recién se publicaron al día siguiente. Lo interrogaron, y nunca pudo comprobarse su autoría. Haefner falleció en 2002 tras un ataque cardíaco, y no son pocos los que siguen convencidos de que él la asesinó: fue acusado de pedofilia, golpeó brutalmente a una mujer y tuvo varios problemas con las autoridades. Hasta la actualidad, la policía sigue buscando pistas sobre el culpable de este misterioso asesinato. Y, según alumnos de Penn, el supuesto fantasma de la mujer aparece ocasionalmente en la librería “reclamando justicia”.
El crimen ocurrió en la Universidad de Penn, cuando solo tenía 22 años. Crímenes reales.