Richard Ramírez fue un asesino en serie estadounidense y un adorador de Satanás que aterrorizó Los Ángeles entre 1984 y 1985. Apodado el «Acosador nocturno», puesto que su juego preferido era salir de caza, acompañado por un walkman, Ramírez irrumpía en las casas de muchas de sus víctimas a las que luego disparaba, apuñalaba, violaba, golpeaba y mutilaba. Sus víctimas (14) no seguían un patrón fijo de edad. La más joven fue una niña de nueve años y los más mayores un matrimonio de casi 70 años. En la escena del crimen, Ramírez dibujaba pentagramas en las paredes. Capturado en 1985, fue condenado a muerte y permaneció en el corredor de la muerte de California durante 23 años hasta que murió de complicaciones por un linfoma en junio de 2013. Tenía 53 años.
Uno de los sorprendentes hechos que acompañan a su historia es que como satanista, se hizo muy popular entre los seguidores y no seguidores del culto. Incluso la editora independiente Doreen Lioy, se enamoró de él y acabó casándose con el asesino en serie en la prisión estatal de San Quentin en California en octubre de 1996.