Con el rigor mortis, el cuerpo comienza a perder la flexibilidad de todas las extremidades dificultando su movilidad.
Este proceso se debe a que el corazón, al dejar de bombear sangre, no transporta oxígeno. Allí, el cuerpo libera iones de calcio, lo que hace que el músculo pierda la flexibilidad, provocando el conocido «rigor mortis».
La duración del rigor mortis comienza entre las 3 primeras horas después del fallecimiento de la persona y se prolonga hasta aproximadamente 12 horas. Superado este límite, el cuerpo comienza a relajarse produciendo el efecto conocido como la ‘descomposición’