Fue en la época victoriana cuando nació el daguerrotipo, el primer procedimiento fotográfico anunciado y difundido oficialmente en 1839. Esto permitió a los victorianos fotografiar a las personas fallecidas de forma asequible y además reducía las horas de exposición necesarias para hacer un retrato. Esta era una forma de consolar a los vivos y honrar a los muertos.
Como la muerte era algo habitual en esta época, se documentaba para poder recordarla mediante distintas técnicas. Una de ellas era que los padres sujetaran los cuerpos de los niños inertes para aportar naturalidad al retrato y evitar que saliera borrosa, pero ellos se escondían tras una cortina o una silla para no ser retratados. Otras veces se les retrataba de pie, en escenas naturales junto a otros miembros de la familia, o con los ojos abiertos que eran pintados para aportar realismo. © Forense Joss.