Los patrones de sangre son esenciales al momento de reconstruir los hechos ocurridos en un lugar de intervención, como consecuencia de su utilidad para determinar factores como la posición del sujeto pasivo con respecto del sujeto activo y el arma que pudo emplear este para agredir a su víctima. A pesar de su relevancia no existen estudios que se concentren explícitamente en la determinación del arma utilizada por el agresor en un hecho delictivo por medio de los patrones de sangre existentes en el lugar.