Se trata de uno de los casos más extraños de la crónica negra mexicana y de los que menos información existe. Se sabe que Gilberto Ortega presuntamente padece esquizofrenia y que una voz es la que le ordena cometer sus crímenes.
Otro rasgo que llama la atención es que sus víctimas preferidas son niños.
Lo poco que se conoce de su pasado es que fue policía en el municipio de Belisario Domínguez, al suroeste de la capital de Chihuahua. Cuando decidió abandonar la policía, se enroló en la política local en las elecciones de 1997. Eso le permitió tener acceso a los niños que repartían los volantes que hacían publicidad de los candidatos políticos.
Fue detenido y acusado de matar a dos menores de edad. Ya en prisión, Ortega hizo alarde de otras 21 muertes en donde cometió canibalismo. Las declaraciones de Ortega no son precisas ni mucho menos confiables. Habla acerca de un ser llamado Joel que le ordena cometer sus crímenes. © Muy interesante