La nueva modalidad sexual de generó crea polémica en las redes sociales ya que para muchas personas del colectivo LGTBI+ es una nueva forma de seguir encerrado en el armario, el ‘bud sex’ es no aceptar tu verdadera orientación sexual. Algo totalmente diferente a las propias experiencias de los que lo practican.
Para los amigos que practican sexo entre amigos según si propio criterio no es bisexuales, ni homosexuales, son heterosexuales. Algo sorpréndete que nos puede llevar a pensar que están confundidos en cuanto a su orientación sexual, pero según cuentan los que lo practican en algunos foros: “Solo buscamos obtener placer sexual sin vínculos emocionales o sentimentales con personas del mismo sexo”.
Seguro que en este punto estarás igual de confundido que lo estuve yo al no poder comprender está nueva tendencia sexual que tanto se está dando ya por las aplicaciones de ligar gay.
Sería fácil de comprender si nos centramos en el estudio impulsado por Tony Silva, sociólogo de la Universidad de Oregón, en el que dice que los hombres recurren al ‘bud sex’ después de una pelea con la pareja sentimental a modo de venganza o de desahogo.
Para los ‘bud sex’ no hay besos en la boca, caricias o cualquier otra manifestación de cariño. Tampoco pueden tener relaciones con la otra persona de forma frecuente.
El doctor Silva, al frente de la publicación, explica que, en estos actos sexuales, «los participantes lo interpretan como una ayuda en secreto a un amigo». Además de en ambientes rurales, el otro entorno donde se suelen dar este tipo de prácticas es en las cárceles.
Si aún sigues sin entender el ‘bud sex’ como un entretenimiento, una diversión o un pasatiempo, voy a intentar resumiros los pensamientos que tienen los heterosexuales para practicar este tipo de encuentros sexuales.
Como os comentaba anteriormente los hombres heterosexuales que buscan asistentes a estos encuentros no buscan cariño esporádico ni tomar algo para charlas, solo buscan sexo. Repudian cualquier gesto cariñoso, algunos de ellos incluso hasta mirarse a los ojos, alejándose de cualquier posible connotación emocional.
¿Son unas personas raras? Ese tipo de comportamientos forman parte de una vida cotidiana, pero hay que destacar que estos acercamientos de amigos con amigos no tienen una regularidad, no tienen por qué ser diarios, generalmente muchos de esos encuentros se producen en saunas o zonas de cruising.
Jane Ward, profesora de la Universidad de California, estudia este colectivo y asegura que “rechazan fuertemente los comportamientos gays”. Y ponen acento en la etiqueta de desahogos sexuales como un simple juego.
Muchos de vosotros pensareis que esto lleva sucediendo toda la vida, incluso muchos hemos podido pasear por ciudades donde en grandes plazas chaperos hacen el servicio contratados por hombres heterosexuales por un intercambio económico, subrayando la ausencia de cualquier ápice de romanticismo en este tipo de desahogos ocasionales. Lo que todos conocemos como un “aquí te pillo, aquí te mato, sin cruce de palabras ni miradas”.
Unas tesis que, para muchos, no hacen más que confirmar su obsesión por diferenciar sus juegos sexuales de las relaciones homosexuales tradicionales.
Algo que les ha valido el calificativo de homosexuales homófobos por parte de miembros de colectivos como el LGTB, quienes creen encontrar en las arraigadas tradiciones socioculturales de muchos de los budsexers la raíz del empecinamiento enfermizo en no asumir su verdadera tendencia sexual.
Sin embargo, otros como los queer ven en su visibilización otra muestra más de la «ficticia y arquetípica construcción social de las identidades de género, las identidades sexuales y las distintas orientaciones sexuales». Fuente: David Enguita.