Después de cuarenta años de investigaciones, se desvela el misterio de los famosos «Bronces de Riace», conocidos también como los «guerreros de Riace»: Dos estatuas griegas del siglo V a. C. encontradas en 1972 por un submarinista a 300 metros de la costa de Riace (Calabria), al sur de Italia.
En coincidencia con la inauguración por parte del primer ministro, Matteo Renzi, del Museo de la Magna Grecia, espléndida casa para esas dos obras maestras, se han conocido detalles de las investigaciones sobre los dos formidables bronces. Se sabe que fueron producidos en Argo y Atenas, en los talleres de los mejores artistas de la antigüedad. Se supone que cayeron al mar al naufragar la nave que los transportaba desde Grecia a Roma, época en que los romanos, seducidos por la belleza de lo que habían creado los griegos, trataban de adornar sus casas con obras de un arte sublime. Muchas copias se hicieron en mármol, afortunadamente.
Los bronces griegos, que eran magníficos y costosos, se contaban por miles en su época, pero han llegado a nosotros sobre todo a través de las reproducciones en mármol. La ignorancia hizo que en épocas posteriores los bronces se fundieran. De los que han llegado hasta nosotros, como los de Riace, podemos admirar su precisión: Las venas, rizos perfectamente definidos, pestañas, los dientes que emergen entre los labios, el escroto tras el que se intuye las forma de los testículos. En ese equilibrio y perfecta armonía, llama la atención que los dos guerreros gigantes tengan un pene pequeño.
¿Por qué los penes pequeños?
La pregunta que muchos se hacen al admirar esas obras de arte en un museo es espontánea: ¿Por qué las estatuas de la antigua Grecia tienen el pene pequeño? Es una pregunta que muchos se hacen al admirar esas obras de arte en un museo. Ciertamente, no era por un banal pudor o temor de crear embarazo en el público. Había poderosas razones.
La habilidad de los griegos al utilizar las sofisticadas técnicas y obtener la perfección, sobre todo en la reproducción del cuerpo humano, ha fascinado al mundo. Por ejemplo, es asombrosa la perfección de los «Bronces de Riace», pero sus atributos muchos los consideraban con sorpresa excesivamente pequeños.
La razón de las escasas dimensiones es mucho más seria de lo que pueda parecer: En las estatuas, un pene grande podía significar un escaso control de los impulsos y la incapacidad de actuar con moderación. «En la antigua Grecia, un pene pequeño era un aspecto codiciado por el macho alfa» (el hombre que la mayoría aspira a ser porque es el macho dominante), ha explicado el experto en antigüedad clásica, Andrew Lear, profesor en Harward, Columbia y New York University a la web Quartz.
«Hay un contraste entre los genitales masculinos sin erección de los hombres ideales (héroes, dioses, atletas) y el pene grueso y en erección de los sátiros (seres míticos caracterizados por su carácter despreocupado, borrachos y lujuria salvaje) y otros tipos de hombres no ideales. Las estatuas de los hombres muy ancianos y decrépitos eran representados a menudo con penes grandes», añade el profesor Lear. En definitiva, para los griegos, el pene grande definía a un hombre vulgar, salvaje y bárbaro. Lo bello era otra cosa. La verdad es que no hacía falta que viniera el profesor Lear a descubrirlo. Ya lo escribió el famoso comediógrafo Aristófanes en «Las Nubes»: «Pecho sano, anchos hombros, lengua corta, glúteos fuertes y miembro pequeño».
Con el tiempo se ha evolucionado. Hoy el tamaño del pene importa, un hecho que en opinión del profesor Lear puede deberse al «crecimiento de la pornografía». Mientras para el hombre griego la belleza era la elegancia, lo que se traducía en el comportamiento, hoy se tiende a menudo a una falsa belleza por la vía quizás de la homologación de la cirugía plástica. Los tiempos han cambiado. Fuente: ABC.