Durante los asesinatos, Bundy había mordido el cuerpo de varias de sus víctimas, en ocasiones, hasta arrancar partes de su piel.
Se sacó un molde de yeso que coincidía de forma exacta con las marcas en el cuerpo hallado de Lisa Levy, una de sus víctimas.
Se mostraron varias fotografías al jurado de la dentadura de Bundy, versus las mascadas en los cadáveres, lo que no dejó ninguna duda de su culpabilidad.