En el año 1992, Weber escribió: «Nuestro destino sólo se puede cambiar si nos permitimos imaginar uno diferente del que nos ha sido dado». Ese fue el motor suficiente para comenzar una travesía de más de 20 años por 53 ciudades y pueblos de Argentina, Nicaragua, Perú, México, Cuba, Guatemala, Brasil y Colombia.
En el año 2007, Martín Weber llega a una comunidad de Medellín en Colombia con una periodista local. Allí, un maestro les presenta a Cristian, un adolescente de 15 años que va todos los días a su escuela pero no para estudiar, sino para comer.
Su cuerpo está lleno de cicatrices: marcas de balas y puñaladas, evidencia física de peleas callejeras entre sicarios. En sus ojos se ve una vida teñida por la desgracia, de una existencia sin techo ni familia. Le dice al fotógrafo que si lo hubiera visto por la calle le habría robado el equipo, y que si se hubiera resistido, probablemente lo habría acuchillado.
Como parte de su proyecto, Weber antes de fotografiar a Cristian le pidió que escribiera en el pizarrón su sueño más anhelado, «MI SUEÑO ES MORIRME», es lo que Cristian escribió en el pizarrón, Weber le preguntó cuando le tomó la fotografía por qué ese sueño, Cristian le respondió que porque no tenía hogar y hacía cosas malas, meses más tarde el cuerpo de Cristian lo encuentran baleado a orillas de un río. Fuente: Terror RT.