No es un paso sencillo, sin embargo él cruzó la barrera del miedo y rompió con los prejuicios. representó toda una determinación de vida, porque su nombre dentro del mundo del deporte tiene su espacio y mucho más cuando se trata de rugby. Pero no le importó que las miradas cambiasen, aún cuando se supone que él se desarrolla en una sociedad que se supone más desarrollada, no fue fácil hablar de homosexualidad, sin embargo, entendió que era el momento de expresarse y por eso Dan Palmer, ex jugador australiano, integrante de Wallabies y jugador de Brumbies y Waratahs.
La determinación de Palmer se comprende como un acto de liberación de allanar el camino para las próximas generaciones. Años ocultándose y sintiendo miedo, demasiada carga que entiende no debe soportar nadie. En una carta publicada en The Sydney Morning Herald, el ex jugador escribió abiertamente acerca de la homosexualidad y relató algunos de los episodios que le tocaron vivir y que no quiere que le suceda a nadie más: «Fantaseaba con desaparecer, con cambiar mi nombre y empezar una nueva vida. No exagero al decir que mi propia muerte se sentía preferible al hecho de que alguien descubriera que era gay».
Llantos por las noches, cóctel de medicamentos para poder conciliar el sueño, una combinación demasiado dolorosa. Incluso, terminó por perder el dominio de su vida y las drogas pasaron a complicar cada uno de sus días. Tanto que a los 25 años, cuando jugaba en Francia, tuvo una sobredosis por consumir pastillas analgésicas. Ese episodio fue un mojón en su historia porque dio un paso sanador par su vida: viajó a Londres y tomó la determinación de hablar con un amigo para confesarle que era gay y dejar de sufrir por eso.
«Mi pasión por el deporte venía disminuyendo en los últimos años y comencé a sentir mucho remordimiento por estar gastando los mejores años de mi vida en pretender ser alguien que realmente no era. Era una oportunidad para cambiar completamente de dirección y construir una nueva pasión. Siempre he tenido intereses fuera del rugby y esta era mi oportunidad de perseguir algo que realmente me emocionaba». Aquello representó que dejase de jugar el rugby, algo que había elegido para no sentirse afuera de la sociedad. Es por eso que Palmer regresó a Australia para estudiar Ciencias y Psicología.
Fue una tortura para él aquellos años en los que no podía hablar con nadie acerca de su orientación sexual: «Tenía algunas tácticas para sobrellevar algunos temas y evitar otros. Me ponía agresivo y a la defensiva cuando sentía que perdía el control de la situación. Cuando más permitía que esto siguiera, más difícil se hacía romper el ciclo. Por debajo de esto había un profundo sentimiento de culpa. Disfruté mucho mi tiempo en los Waratahs y luego en los Brumbies, donde todavía estoy involucrado como entrenador. Había grandes personas en ambas organizaciones, muchas de las cuales siguen siendo mis mejores amigos en la actualidad. Nunca me sentí directamente discriminado y me sentí cómodo en el entorno del rugby. Como he descrito, la batalla para mí fue principalmente conmigo mismo y no con obvias presiones externas o discriminación», relató Palmer, que fue uno de los que más criticó a Israel Folau, el jugador que fue expulsado de la selección australiana en 2019 por sus comentarios homofóbicos en las redes sociales.
Y expresó: «Sentí la responsabilidad de hacer algo. Para mí, más importante que el daño que él pueda causarle al rugby, es el gran impacto que tiene en los jóvenes que lo admiran y que luchan cada día para entender su sexualidad. Afortunadamente, desde mi experiencia en el rugby, puntos de vista como los de Israel son la excepción, no la regla. Fue alentador escuchar un coro de voces prominentes de jugadores de rugby y funcionarios de todo el mundo que condenaron su posición y continúan presionando por un panorama deportivo más inclusivo y de aceptación».
En su relato Palmer lamentó que, a la fecha, el único jugador de rugby profesional que ha podido hablar abiertamente de su homosexualidad haya sido Gareth Thomas, histórico capitán de Gales, que en el 2009 tomó la determinación de decir que era gay, una vez que comunicó su retiro de la actividad. «Tal vez recuerden que Gareth Thomas, uno de los mejores jugadores de rugby galés de todos los tiempos, salió del armario en 2009. Esto se correspondía con el comienzo de mi carrera profesional en el rugby. Aunque no tenía la fuerza para seguir su ejemplo en ese momento, las descripciones que dio de su experiencia resonaron en mí y me inspiró lo que había hecho. Es una rutina lenta, pero necesitamos construir una cultura, tanto dentro como fuera del deporte, donde las personas se sientan cómodas siendo ellas mismas, sea lo que sea».
Y finalizó con un mensaje para reflexionar: «Me enferma saber que en el año 2020 aún hay personas que se torturan a sí mismas como yo lo hacía. Tanto dentro como fuera del deporte tenemos que ser mejores. Si esta carta promueve una charla, logra que las personas se sientan más cómodas con quienes son o ayuda a alguien a entender lo que está atravesando un ser querido, será todo un éxito». Fuente: La Nación.