Cuando finalmente arrestaron a Dahmer, confesó que había estado planeando crear un altar en su departamento, usando los restos de sus víctimas. El altar sería un proyecto tomado con mucha seriedad por Dahmer y en prisión crearía un boceto detallado del altar que había imaginado.
El altar constaría de dos esqueletos completos flanqueando una mesa negra, sobre ella los cráneos de diez de sus víctimas, y encima de los mismos una lámpara de globos que iluminaría con luz azul cada uno de los cráneos que descansaban sobre la mesa. Cortinas azules y una silla negra completarían el siniestro conjunto. La silla sería usada por Dahmer para desde ahí contemplar de alguna forma su «obra final».
Dicho altar pretendía ser un lugar en el que Dahmer estaría reunido con los restos de aquellos a quienes les había quitado la vida, como un último y definitivo gesto de control sobre sus víctimas, control que, según su mente trastornada, trascendía más allá de la muerte. © Emilio Carpio Valencia