El primer síntoma sería el vaciamiento instantáneo del aire que está en los pulmones, es algo tan brutal que se desgarran los alveolos, lo que provoca un inmenso dolor.
También se vacían automáticamente los intestinos, lo que hace defecar a la persona.
Por la diferencia de presión, la saliva entra en ebullición. Es decir que se convierte en gas y se evapora. El cuerpo se empieza a hinchar, la piel se estira y se pone muy tensa.
Todo esto causa mucho sufrimiento físico, pero no llega a una explosión. La sangre y los ojos también entran en ebullición, pero no salen de sus órbitas.
Cuando llega a ese punto, en el que todo el sistema circulatorio colapsa, el infarto es inevitable.
Por otro lado, si estuviera en contacto con los rayos de sol, sin la protección de la atmósfera ni de su traje, su piel se quemaría en el acto.
¿Cuánto duraría este calvario?
A los 15 segundos la sangre deja de llegar al cerebro y la persona pierde la conciencia.
El máximo que podría resistir antes de m*rir, según ha verificado la NASA con chimpancés, es tres minutos y medio.