Por Laura Rodríguez. Antes de ir al psicólogo, es posible que te cuestiones «¿ir a terapia será la solución a todos mis problemas?», «¿el psicólogo me dirá qué hacer?» En este artículo intentaremos responder a estos interrogantes.
Antes de ir al psicólogo, quizás exista en tu vida una situación de estrés intensa a la que no le veas salida o quizás hayas perdido a un ser querido y el dolor te sobrepase y necesites acudir a terapia. Estas son dos motivaciones frecuentes para acudir a consulta y forman parte del abanico tan amplío de razones por las que las personas acudimos al psicólogo.
Llegados a este punto, considerando necesario la ayuda profesional, surgen numerosas cuestiones: ¿Solucionará todos mis problemas? ¿Cómo trabaja un psicólogo? ¿Me ayudará ir a terapia? ¿Estoy loco por necesitar ir al psicólogo?
En lo que respecta a las dudas acerca de la terapia, es fundamental tener en cuenta que en la psicología, como en muchas otras profesiones, existen falsas creencias muy extendidas. Probablemente tú, que estás leyendo estas líneas, creas que alguna de las creencias extendidas sea cierta. Te contamos a continuación algunas de ellas.
Si voy al psicólogo, ¿significa que estoy «loco»?
Antes de ir al psicólogo es frecuente pensar que acudir a terapia conlleva sufrir algún trastorno psicopatológico, a pensar que «al psicólogo solo van los locos«. Lo cierto es que la psicoterapia, además de trabajar los trastornos psicopatológicos, también está orientada al crecimiento personal, la solución de problemas y la toma de decisiones.
Por consiguiente, no es necesario presentar un trastorno psicológico para poder beneficiarse de la ayuda psicológica. En este sentido, Josep Vilajoana, vicepresidente del Consejo General de la Psicología de España, afirma: «hemos derribado el mito del loco, se le está perdiendo el miedo a ir a consulta, por lo que no hay que estar mal, ni siquiera muy mal, para acudir a un psicólogo».
El psicólogo me dará consejos sobre qué debo hacer
El psicólogo será directivo en pocas ocasiones: uno de los objetivos de la terapia será que la persona conserve la mayor percepción posible de control sobre lo que hace y le sucede. Así, con frecuencia el trabajo del psicólogo consiste en proponer y no en disponer.
En otras palabras, el psicólogo ayuda, orienta, acompaña, aporta otro punto de vista diferente sobre lo que estás viviendo, con el objetivo de disminuir el malestar de la persona. Por otro lado, habrá momentos y casos en los que el psicólogo sí que tenga que ser directivo; por ejemplo, es el caso de depresiones muy profundas en los que la motivación para buscar reforzadores sea nula o el caso de una anorexia en la que la vida de la persona corre un serio peligro.
¿Ir a terapia es la solución a todos mis problemas?
La respuesta a esta cuestión es clara: la terapia no va a eliminar los problemas, sino que va a darte herramientas para que puedas hacer una mejor gestión de las dificultades. En última instancia serás tú quien termine acotando las limitaciones que te causan. En efecto, antes de ir al psicólogo es importante tener en cuenta que todas las dificultades no se derriten bajo el mismo fuego, con las mismas estrategias.
Al hilo del apartado anterior, el psicólogo orienta, ayuda a tomar decisiones y facilita herramientas. Ahora bien, corresponde a cada persona caminar por el sendero elegido o aplicar la estrategia oportuna.
Dudas sobre la terapia
Antes de ir al psicólogo, quizás te hayas preguntado «¿a quién llamo?», «¿cuánto cuesta?», «¿cuántas sesiones voy a necesitar?», «¿podrá ayudarme el psicólogo que quiero contactar?». Estos interrogantes son frecuentes cuando nos planteamos acudir a terapia.
Cabe destacar que es común sentir cierta ansiedad y tener dudas antes de acudir a la primera sesión. En este primer encuentro, el psicólogo realizará una evaluación, para más adelante explicarte en qué consiste la intervención que ha diseñado para ti; es el momento perfecto para plantearle todas las dudas e ideas acerca de la terapia. Es el especialista, con su experiencia, el que mejor puede ayudarte a gestionar tus expectativas.
¿Qué tengo que tener en cuenta antes de cancelar una cita?
«He pedido una cita para el psicólogo, pero finalmente no me veo preparada para ir, creo que voy a cancelarla a última hora«, es un diálogo interno que tienen muchas personas antes de acudir a su cita. Una duda que con frecuencia se resuelve de manera impulsiva, siguiendo lo que dicta el miedo a lo desconocido, frente a una decisión meditada.
Es importante destacar que cuando pedimos una cita, el profesional ha preparado su agenda para atenderte, probablemente esté trabajando ya sobre tu primera sesión, en cómo ayudarte. Por consiguiente, es fundamental ser consecuentes con las decisiones que tomamos. Aunque a todos nos pueden surgir imprevistos o podemos enfermar de un momento a otro, deben existir razones de peso para cancelarla a última hora.
A modo resumen, antes de ir al psicólogo surgen dudas y preguntas frecuentes acerca de la terapia. Es recomendable aclarar con el profesional todas las cuestiones que nos planteamos y todas las expectativas que tenemos puestas en la terapia, puesto que existen en la sociedad ciertas creencias que pueden llegar a distorsionar los resultados de la propia intervención.
Recuerda que pedir ayuda no te hace débil y que los psicólogos se ha formado durante años para plantear, implementar y supervisar intervenciones que sean útiles. Por esta razón, pedir ayuda y beneficiarnos de un tratamiento psicológico puede convertirse en una gran decisión.
Laura Rodríguez
Licenciada en psicología por la Universidad de Huelva. Máster Propio en Psicoterapia Relacional del Centro de Formación Permanente de la Universidad de Sevilla. Formación continua en Actualización y Supervisión de casos en la Universidad de Sevilla.
Laura Rodríguez, colegiada AN08673, dedica su actividad profesional a la terapia presencial, en consulta y vía online. Su intervención es tanto a nivel individual, como familiar y de pareja. Su enfoque terapéutico es integrador, principalmente sistémico, incluyendo el entorno y la importancia de los vínculos relacionales que forman las personas.