Justo ahí, donde palpita el músculo esternocleidomastoideo (sí, ese que casi nadie nombra pero todos han sentido).
La explicación no es solo romántica. Es pura anatomía y neurofisiología:
1. Cargado de terminaciones nerviosas
Inervado por el nervio accesorio y fibras del plexo cervical, es una zona ultrasensible al tacto, presión y temperatura.
2. Cerca de zonas erógenas clave
El contacto libera dopamina y oxitocina: placer, atracción y conexión emocional se activan como un cóctel bioquímico.
3. Estimula el sistema parasimpático
Un beso suave puede activar tu sistema de relajación y generar endorfinas que elevan el bienestar.
4. Cálido y muy vascularizado
Pasan la arteria carótida y la yugular. La piel fina del cuello convierte cada caricia en pura electricidad.
Porque lo que parece una caricia… tu cuerpo lo vive como una sinfonía emocional.

















