Fukushi Masaichi era un médico, patólogo y profesor emérito japonés de la Escuela de Medicina de Nippon en Tokio. Fue el fundador de la única colección de tatuajes del mundo tomada de entre los muertos. Fukushi Masaichi y su hijo Fukushi Katsunari son conocidos en Japón como «Irezumi Hakase». Curiosamente, él nunca se animó a tatuarse algo en el cuerpo, pero eso no le impidió contactar con gente que, allá por los comienzos del siglo XX, tenía estos dibujos
en la piel.

La colección constaba de 2.000 tatuajes y 3.000 fotos. Éstas, por desgracia, se perdieron durante la Segunda Guerra Mundial. A pesar de todos los años pasados, muchos de esos tatuajes han llegado todavía hasta nuestros días. ¿Cómo? Masaichi los guardó en un refugio antiaéreo a comienzos de los años 40. De esta manera pudieron sobrevivir al conflicto bélico. El peculiar doctor hizo las cosas bien y es que les pidió permiso para poder guardar los tatuajes una vez que estos murieran, y muchos de ellos accedían gustosamente.
Obviamente, significaba que los recientes cadáveres eran despellejados en la autopsia, antes de ser enterrados o incinerados, y su piel era tratada para que no perdiera sus tintes. Además, se ha llegado a decir que el médico llegó a pagar a algunas personas para que se terminaran un tatuaje que él guardaría años después.