La muerte por ahogamiento no es dolorosa, pero sí es angustiante. La persona que se está ahogando lucha por su vida durante 90 segundos por respirar en la superficie, sin embargo, respira agua, tose y vuelve a respirar agua hasta que sus pulmones se inundan.
Por eso, existe una sensación de quemadura cuando el líquido invade la vía respiratoria. Luego, sobreviene un estado de calma y tranquilidad.
De este modo, la tranquilidad se produce por falta de oxígeno al cerebro, y es ahí cuando finalmente el corazón deja de latir y se produce la muerte cerebral.