Por Lucrecia Mora Andrade. Era una psicópata. Solía tener alucinaciones desde muy pequeña, porque su abuela cosía en su máquina. Unía pedazos de pieles de animales para hacer abrigos. Desde muy pequeña veía cómo los cazadores le llevaban a la abuela, osos, conejos, cocodrilos, todo tipo de animales. Sus ojos se llenaban de lágrimas al ver tanta sangre y muerte.
Un día empezó a imaginar cómo se vería un animal con un abrigo de piel humana….
Tanto se le metió esa idea en la cabeza, que a sus 12 años ya hacía dibujos de abrigos de humanos, su imaginación fue creciendo hasta cumplir 18 años. Su abuela le compró una máquina de coser para que la ayudará. Pero ella reusaba a esa idea de hacer abrigos de animales.
Toda su infancia fue una niña solitaria, que temía dormir en su habitación porqué estaba lleno de animales muertos, con el tiempo llegó a acostumbrarse.
Un día fue al bosque y vio cómo esos cazadores, le disparaban a los animales. Les dio tanta rabia, que su mirada cambió de triste a una mirada de maldad.
Regresó corriendo a su casa
Decidió tener su propia cacería humana, consiguió armas, navajas y así un día, salió hacía el bosque.
Sólo fue cuestión de seguir el sonido de los disparos para dar con los cazadores, ahí esperó paciente a que los cazadores se separaran y, eso fue lo que hizo.
Uno de ellos fue a orinar y, mientras lo hacía, ella llegó tras de él y le cortó la garganta. No le dio ni la oportunidad de defenderse. Lo tenía bien planeado, sabía que irían a buscarlo sus compañeros al ver que tardaba.
Y así uno a uno fueron muriendo en sus manos, espero a la noche y con la ayuda de una carretilla los llevó a su casa, en el trastero que estaba detrás de la casa los ocultó.
Su abuela dormía temprano, y así empezó a coser por las noches, después de que la abuela dormía y sé tomaba sus pastillas para dormir mejor.
Cada vez que cosía, su rostro se fue deformando y tomando una forma siniestra. Nadie notaba su ausencia, ya que solía esconderse.
Así, fue matando cada vez más. Los pedazos de los cuerpos los dejaba en el bosque. Las personas sólo pensaron que algún oso los habría desmembrado. Nadie sospechó que en un pequeño cuarto trasero, una psicópata de 18 años diseña allí su más grande obra…. UNOS ABRIGOS DE PIEL HUMANA.