Entrevistamos a Cristian Jure, director del filme “Gracias, Gauchito”. La Avant Premier se realizò este mièrcoles 31 de Octubre a las 15:00 en Vera 559 y fue allì cuando realizamos cobertura y hablamos con Cristian Jure, quien nos concediò, muy amablemente, una nota. De este modo, nos brindò detalles sobre còmo se rodò esta obra y, desde què momento, el Gauchito Gil, comenzò a gestarse en la vida de esta cinta argentina.
El filme es realmente impecable con una fina y apropiada fotografìa que nos inserta en el mundo gauchesco de otrora. De este modo, el guiòn muestra la injusticia desatada en aquellos años, cuando los abusos de los patrones y hacendados, montaban la persecuiòn a la gauchada y a los màs desvalidos.
Violaciones, tràfico de gente y un sinnùmero de vivencias que cargan al espectador de impotencia, nos hacen creer que la historia de antes es la misma que la de ahora porque los excesos aùn permanecen latentes pero, la diferencia en este filme, es que existiò, en aquellos tiempos, un justiciero que se llamò Gauchito “Mamerto” Gil y hoy permanece en el mito y en el corazòn de muchos argentinos, aunque la historia tambièn ha trascendido hacia las fronteras del Paraguay.
Ampliar Detalles en Audio
Cristian Jure dice “Se lo prometí al Gaucho…” y asì nos cuenta en nuestra entrevista: “Nunca antes había sentido la presencia de nada sobrenatural o divino, nunca. Y esa carencia espiritual fue algo que lo viví como una especie de frustración toda mi vida: le había puesto todas las ganas, había hecho todos los deberes y jamás pude sentir que podía haber algo en el más allá, nada fuera de esto, y mucho menos que me pudiera ayudar.
En mi formación de antropólogo la espiritualidad es un aspecto de la vida de los pueblos más que relevantes pero nunca la puede llegar a comprender en toda su magnitud. Cuando trabajé en la producción de documentales con comunidades y pueblos indígenas de Latinoamérica sus distintas versiones de la espiritualidad me entusiasmaban pero me costaba encontrarles y construirles sentido en las historias que representábamos. Fue cuando empecé a trabajar en las villas y sectores marginales cuando me encontré con la figura del Gaucho Gily toda la relevancia de sus milagros entre los más humildes. Un “santo” de acá, nuestro, como nosotros, que no pide nada, no tiene iglesias, ni representantes, ni culto, solo trapos rojosen las esquinas de los barrios, en las rutas y caminos donde la fe está a la intemperie, al alcance de todos.“