Este encuentra ubicado en la basílica Sant Marie Madeleine, la cual fue construida en el año 1295, por Carlos II de Nápoles.
Se dice que el cuerpo de María Magdalena fue enterrado en esos terrenos y escondido durante varios siglos. Cuando se descubrió sus restos estos estaban intactos a excepción de la mandíbula. Pero muchos años hasta que el Papa Bonifacio VIII devolvió el hueso y se volvió a unir al cráneo de María Magdalena.
Según una leyenda dice que cuando se abrió la tumba por primera vez, había un olor muy fuerte a Rosas que se expandía por todo el lugar.