Desde el pasado domingo, las noticias nacionales e internacionales en torno al submarino desaparecido en el Atlántico no han cesado. En su interior, son cinco las personas que se dirigían a visitar los restos del Titanic, quienes quedaron en paradero desconocido y con el reloj en su contra por la falta de oxígeno.
Desde ese momento comenzó la cuenta atrás para dar con los cinco tripulantes en el fondo del océano, ya que el oxígeno en el interior es limitado: tenían unas 96 horas de soporte vital en total, por lo que este jueves finaliza el plazo calculado por los expertos para encontrarlos con vida, antes de que los cinco expedicionarios sufran muerte por falta de oxígeno.
Qué es la muerte por falta de oxígeno: hipoxia cerebral.
La hipoxia cerebral se puede dar por múltiples causas, por ejemplo, cuando se produce un paro cardiaco y el corazón deja de bombear, momento en el que el cerebro deja de recibir el soporte vital necesario para funcionar. También se da cuando se produce un ahogamiento o cuando, en un incendio, la víctima inhala humo.
Así, es precisamente la hipoxia cerebral lo que se produce dentro del submarino desaparecido. Al estar sellado y bajo el agua, el aire del interior no se renueva, de tal modo que se va reduciendo la cantidad de oxígeno disponible para los tripulantes.
«Las células del cerebro son extremadamente sensibles a la falta de oxígeno. Algunas de estas comienzan a morir menos de cinco minutos después de interrumpirse el suministro de oxígeno
Síntomas de la hipoxia cerebral
Como resultado, la hipoxia cerebral puede causar rápidamente la muerte o daño cerebral grave. Entre los primeros síntomas, cuando se produce un cuadro leve, se encuentran la falta de capacidad de discernimiento, el trastorno del habla, los movimientos descoordinados o los problemas de distracción, entre otros.
Sin embargo, cuando se da una hipoxia severa y la persona no recibe oxígeno durante varios minutos, se produce el coma, es decir, la falta de reacción total, así como la ausencia de respiración y de respuesta ocular. En este punto, se produce la muerte cerebral. © Criminología Forense