«Cuando mi pareja, con la que llevaba 16 años, me dejó porque se enamoró de otra mujer, yo tenía 53 años y ella 45. No solo fue duro por todo lo que implicaba —tantos años juntas, una familia, una vida compartida—, sino también porque sentía que a mi edad ya no había espacio para mí en el mundo del ligoteo. Me sentía fuera de rango. Muy mayor para volver a empezar, para volver a ilusionarme, para volver a ser vista como alguien deseable.
Y, sin embargo, segun expres la Revista Mirales, la vida tenía otros planes. Aunque tuve algunas citas desastrosas (de esas que te hacen jurar “nunca más”), una de ellas terminó convirtiéndose en una gran amistad. Dos años después de mi ruptura, me invitó al cumpleaños de una de sus amigas. Fui sin muchas expectativas y ahí, entre risas, música y copas, conocí a la que hoy es el amor de mi vida. Mi esposa.
Mis prejuicios me habían hecho creer que lo mejor ya había pasado, y resultó que lo mejor aún estaba por llegar.” (Marta).
Durante mucho tiempo nos hicieron creer que el amor tiene calendario: que hay que encontrar pareja a los 30, asentarse a los 40 y que si a los 50 seguimos solteras, algo va mal. Pero esa idea está cambiando.
Cada vez más mujeres descubren que el amor no tiene edad ni fecha de caducidad. De hecho, estudios como los de la Universidad de Chicago muestran que las relaciones que empiezan en edades más maduras son más estables, comunicativas y conscientes.
Porque con los años sabemos quiénes somos, qué queremos y, sobre todo, qué no queremos.
Ya no buscamos llenar un vacío, sino compartir desde la plenitud.
Y en cuanto al sexo… sorpresa: no caduca.
Investigaciones en Suecia y Alemania confirman que la satisfacción sexual puede mantenerse —e incluso mejorar— con los años. Cambia la forma, no la intensidad: más conexión, menos complejos, más comunicación, más libertad.
Algunas investigaciones recientes incluso señalan que la década de los 60 puede ser una de las más plenas de la vida: más autoestima, más seguridad, más disfrute.
El amor, el deseo y las ganas de compartir no entienden de edad. A veces, lo mejor de amar llega justo cuando pensábamos que ya era tarde.

















