Por JOREM. La historia del Palmar de Troya está ligada con las supuestas apariciones de la virgen María. En 1968, 4 niñas católicas relataron que la Virgen María se les había aparecido en el campo de la finca “La Alcaparrosa”, cerca del pueblo de El Palmar de Troya, España. La historia se hizo popular por todo el país, atrayendo a un sin número de videntes, pero un sujeto trascendería sobre los demás y se haría con el control de aquel lugar.
Clemente Domínguez, conocido en el círculo gay de Sevilla como “La voltio” empezó a presentar supuestas visiones espirituales y estigmas. Con el tiempo logró adquirir la finca y con la ayuda de un obispo católico vietnamita se convirtió formalmente en sacerdote y obispo. Con sus nuevas ordenaciones, Clemente fundó su propia orden católica y se autoproclamó como el verdadero Papa, bajo el nombre de Gregorio XVII.
Una gran cantidad de obispos y monjas fueron ordenados en el Palmar, pero lo que ellos creían que sería una vida 100% espiritual, en realidad se convertiría en una absoluta pesadilla. Se los tenía realizando actividades casi todo el día, las horas de descanso casi no existían, eran obligados a efectuar grandes cantidades de misas durante el día y los alejaban de sus familiares.
Las monjas casi que no poseen ni voz ni voto dentro de la iglesia, no pueden tener contacto con los religiosos varones, se las insta a no bañarse con frecuencia para evitar verse atractivas para los varones, se las obligaba a usar un velo oscuro que les cubría todo el rostro, y también se ha llegado a especular que podrían efectuar prácticas de autoflagelación.
Otro aspecto brutal son las supuestas relaciones íntimas consensuadas y también forzadas entre Clemente Domínguez y algunos obispos. Según varios ex miembros del Palmar de Troya, Clemente era muy activo íntimamente en la comunidad, prefiriendo las relaciones con otros hombres.
Tras la muerte de Clemente, la secta del Palmar de Troya continúa activa con un gran número de polémicas.