La revista NX, periodismo gay para todos, apareció en los kioscos en octubre de 1993, cuando la palabra “orgullo” todavía sonaba a extranjera. Era una revista hecha con urgencia y deseo, pensada como punto de encuentro en un tiempo donde los cuerpos e identidades que hoy llamaríamos “disidentes” se buscaban entre la represión, la epidemia del VIH/sida, el aislamiento y la discriminación.
Apenas unos meses después de su nacimiento, en sus páginas se registraba por primera vez una Marcha del Orgullo: la tercera, en junio de 1994. Desde entonces, el archivo de NX sería más que un testigo: una máquina de memoria, una lente política para mirar el país desde los márgenes.
Treinta años después, la palabra “orgullo” vuelve a enfrentarse con un clima social que le resulta adverso. El gobierno actual, encabezado por Javier Milei, ha hecho de la guerra cultural su principal narrativa, donde las políticas de género son presentadas como privilegios, curros o excesos.

















