Por JOREM. Desde muy joven, el estadounidense Robin Gecht se sintió atraído por el satanismo, pero siempre mantuvo sus creencias muy ocultas. Se casó, tuvo 3 hijos y empezó a trabajar en obras de construcción en Chicago, donde llegó a ser empleado del infame John Wayne Gacy, más conocido como “El Payaso Asesino”. Gecht reclutó a 3 jóvenes con los que inicialmente trabajaría en las construcciones, pero poco a poco se fue haciendo más cercano a ellos, hasta el punto de revelarles que era un adorador de Satán.
Gecht introdujo a los 3 jóvenes al satanismo y los convenció para que recorrieran las calles de Chicago con la finalidad de raptar mujeres al azar, forzarlas íntimamente, arrancarles el pecho izquierdo y arrojarlas sin vida en lugares aislados. Luego llevarían los pechos cercenados a casa de Gecht en donde tenían un altar satánico improvisado. Allí efectuarían prácticas onanistas con el, consumirían esa carne, y al final guardarían un pequeño fragmento en una caja conocida como “La caja de trofeos”.
Es así como la secta satánica de Gecht recorrió las calles de Chicago entre 1981 y 1982, en una furgoneta roja propiedad del líder del culto. Se especula que raptaron a 17 mujeres con las que llevaron a cabo el macabro ritual, pero las autoridades sólo encontraron 8 víctimas oficiales relacionadas con los “Destripadores de Chicago”. Por increíble que parezca, 2 de ellas fueron arrojadas en lugares aislados casi sin signos vitales, pero consiguieron sobrevivir y dar descripciones de la furgoneta de Gecht y sus tripulantes.
El 20 de octubre de 1982, la furgoneta roja fue encontrada y los miembros de la secta fueron atrapados por la policía de Chicago. Robin Gecht fue condenado a 120 años de prisión, y uno de los detectives del caso afirmó que Gecht hacía ver a Charles Manson como un simple boy scout.



















