En plena Berlín nazi, según cuenta Revista Les, cuando amar era peligroso y ser judía significaba vivir escondida, dos mujeres se atrevieron a desafiarlo todo. Lilly Wust, madre de cuatro hijos, esposa de un soldado nazi y reconocida como “buena alemana”. Felice Schragenheim, joven judía clandestina, valiente, libre y perseguida por existir.
Se conocieron en noviembre de 1942 en un café. Felice se presentó con un nombre falso… y con una manzana. Ahí nació algo que ninguna esperaba en medio de la guerra: amor.
Con el tiempo, vino la verdad.
—“Si te digo lo que pasa, ¿me seguirás queriendo?”
—“Soy judía.”
Lilly, sin dudar: “Ahora todo está bien.”
Durante 18 meses vivieron una relación secreta, entre risas, miedo, cartas de amor y resistencia. Construyeron un hogar mientras fuera reinaba el horror.
Hasta que el 21 de agosto de 1944 la Gestapo las descubrió. Felice fue detenida y deportada. Nunca más se supo de ella. Lilly quedó sola, pero su amor a su novia la inspiró a ayudar a otros judíos perseguidos.
“Esos 18 meses fueron un regalo que nunca olvidaré (…) Para mí Felice siempre está cerca. Tengo una foto de ella en mi casa a la que cada día enciendo una vela y le escribo“, contó décadas después.
Años después, Lilly fue reconocida como “Justa entre las Naciones”, por haber arriesgado su vida para proteger a quienes eran perseguidos.
Esta historia de amor real se convirtió en un libro y más tarde en una película, Aimée y Jaguar. Los detalles de esta relación en nuestro artículo, mirales.es















