Lauren Meanza, Leslie Mazzara y Adriane Insogna compartían casa en Napa, California. La madrugada de Halloween de 2004 Lauren se despertó sobresaltada en su dormitorio, situado en la planta baja, por los ladridos de su perro. Escuchó que alguien entraba en la vivienda y subía las escaleras. Pensó que se trataba del novio de Leslie, pero minutos después escuchó un alarido de terror. Era Adriane pidiendo auxilio. Lauren se asomó a la puerta de su habitación y vio cómo un hombre bajaba las escaleras rompiendo objetos.
Presa del pánico, la joven huyó hasta el patio trasero de la vivienda, que daba a un muro tan alto que convertía el espacio en una ratonera. Dentro de casa, el desconocido seguía moviéndose, y Lauren escuchó de nuevo los gritos de Adriane. Volvió a entrar en la vivienda e intentó llamar a la policía desde la cocina, pero la línea había sido cortada. Sin saber qué hacer, Lauren subió a la habitación de Adriane. Se encontró la estancia cubierta de sangre, a Leslie acuchillada sobre una pila de ropa y a Adriane detrás de la cama, todavía viva pero exangüe por las numerosas puñaladas que le habían propinado. Lauren logró bajar hasta su dormitorio, con los pies descalzos manchados por la sangre de sus compañeras, y llamó a la policía desde su móvil. El doble crimen tardó un año en resolverse. El culpable resultó ser Eric Copple, marido de Lily Prudhome, una de las amigas de Adriane. Él mismo confesó su autoría sin dar ningún motivo para los asesinatos. © El País.