Hoy es «La Corte» pero ayer fue «La Casona del Conde de Palermo», ese reducto que convocaba lo mejor de nuestros momentos. Parejas de mujeres o parejas de hombres, todos allí nos uníamos para cantar junto a uno de esos artistas que nos movilizaban. Marilina Ross (María para nosotras) era un clásico en el lugar. María cantaba y el coro de mujeres estallaba en alegría. También existían otros íconos gays, pero ese era nuestro único e indiscutible Bunker de la noche.
Copas, tragos, amigos, amores, tranzas, o lo que mejor les quepa a todos. Ese era nuestro momento porque el sitio se prestaba para el goce y la locura de esas noches «noventosas» como ya no las hay.
En nuestro tour nocturno cotidiano, éste era uno de los bares que nosotr@s frecuentábamos.
Simonín