El autor del triple crimen de El Pinar no quería a su hijo, y la relación de la pareja se había deteriorado luego de su nacimiento. Sin embargo, el móvil principal de la matanza fue económico: 50.000 dólares que él exigía para separarse e irse de la casa, y que la mujer se habría negado a concederle.
El juez de la Ciudad de la Costa Juvenal Javier procesó con prisión al hombre que asesinó este domingo a su pareja, a su suegra y a su hija de 14 meses.
Según explicó el juez del caso en la puerta del juzgado, el detenido fue procesado por dos delitos de «homicidio especialmente agravado» por la muerte de su pareja y su hija y «muy especialmente agravado en reiteración real» por el crimen de su suegra. La diferencia en la tipificación obedece, explicó el magistrado, a que se considera que «se comete un delito e inmediatamente se comete otro».
Luego de las audiencias de este lunes, Javier confirmó que el móvil del crimen fueron «los problemas económicos de la pareja, que no llegaban a resolverse».
El Homicida de El Pinar
- Clasificación: Asesino
- Características: Motivos económicos
- Número de víctimas: 3
- Fecha del crimen: 5 de agosto de 2012
- Fecha de detención: 6 de agosto de 2012
- Perfil de la víctima: Andrea Beatriz Perrotta Bellomo, de 39 años, y su hijo Renato, de 14 meses; Marta Bellomo Garrido (66)
- Método del crimen: Arma blanca (cuchillo)
- Lugar: El Pinar, Canelones, Uruguay
- Estado: En prisión desde agosto de 2012
Además, el juez informó que las pericias psiquiátricas evidenciaron que el atacante se trataba de una persona «violenta, con personalidad agresiva». Los estudios también calificaron al agresor como «insensible».
En tanto, en la tarde de este lunes se realizó la reconstrucción de los hechos. Según dijo el propio Javier en declaraciones recogidas por Subrayado, durante la misma el imputado, de iniciales J.L.D.C.P, confesó los asesinatos y colaboró con la investigación al indicar dónde se encontraba la hoja de la cuchilla con la que cometió los crímenes.
El juez afirmó que se trató de un «hecho dantesco» y que el hombre mostró «muy poco arrepentimiento» de los asesinatos. «Hay muchas formas en que una persona puede arrepentirse y hoy no vi ninguna de esas», agregó el magistrado.
Fuentes cercanas a las víctimas informaron al mismo noticiero que el ex suegro del detenido tenía pensado presentar una denuncia contra la pareja de su hija, temiendo un posible desenlace violento. De hecho, el mismo día del crimen la mujer hizo la denuncia por violencia doméstica.
En declaraciones al periódico El Observador, Hugo Perrotta, padre de una de las víctimas, Andrea Beatriz Perrotta Bellomo de 39 años y esposo de la otra, Marta Bellomo Garrido de 66 años, dijo que su yerno nunca había querido a su hijo, un bebe de 14 meses al que también ultimara.
Tras el nacimiento del pequeño, la ya difícil relación de la pareja se deterioró aún más, y ambos se encontraban separados de hecho y dormían en diferentes pisos de la casa.
Según los datos revelados, el dinero no faltaba en ninguna de las dos familias. Andrea era cirujana Grado 3 y ejercía en varios centros de salud, además de haber instalado un spa en la zona donde vivían, mientras que el hoy procesado posee una flota de cinco taxímetros.
Sin embargo, pese a tal prosperidad, el dinero habría sido precisamente el móvil principal del crimen, ya que si bien la pareja ya estaba disuelta, el hombre no estaba dispuesto a marcharse sin recibir la suma de 50.000 dólares, cifra que habría invertido en la construcción de la casa.
El jueves, Andrea radicó una denuncia en la Seccional 27 por violencia doméstica. Esa misma tarde, se fue a lo de sus padres, quienes vivían al lado con su hijo.
En la mañana del domingo, discutieron otra vez. Luego de ello, la madre del hombre habló con Andrea para proponerle un acuerdo. Él se iría si le daban la cifra antes mencionada.
Andrea, Marta y Hugo pasaron la tarde del domingo haciendo cálculos. Los números no cerraban. Según Hugo, él no había gastado ese dinero en el hogar.
«Al nene nunca le compró un par de medias ni un chupete. No quería saber nada con él. Mi mujer le lavaba la ropa y se la planchaba. Los gastos de toda la casa los pagaba mi hija», recuerda Hugo Perrotta al matutino.
El domingo a la hora 18.30, Andrea fue con el bebé a buscar ropa para cambiarlo.
Minutos más tarde, en la casa de al lado, donde viven los padres de Andrea, sonó el teléfono. Atendió Marta: «Vení, mamá, vení, mamá, que tengo problemas», decía Andrea. «¿Pasa algo?», le preguntó Hugo a su esposa. «No, nada. Vos no vengas», dijo Marta.
Instantes después, los lamentos y quejidos de Marta fueron escuchados por su hijo Daniel, que vivía con ellos. El joven cruzó a la finca lindera y encontró la dantesca escena. «Es un monstruo, salvá a tu hermana, yo estoy bien», pudo decirle. Sin embargo, Andrea y el bebé ya habían fallecido, y ella misma perdería la vida camino de un hospital.
Según informó Canal 4, el asesino utilizó para los crímenes un cuchillo que su esposa le había obsequiado como recuerdo de un reciente viaje a Japón.
Luego de cometer el triple homicidio, J.L.D.C.P se dirigió a la playa donde habría intentado ahogarse, aunque sin éxito. Por ello, fue encontrado más tarde en la zona de médanos, presentando un cuadro de hipotermia.
El caso
En la mañana de este lunes, el hombre -empresario del rubro taxímetros- fue hallado por la Policía en los médanos, según había confirmado a Montevideo Portal el vocero de Policía de Canelones Alejandro Aznarez.
Fuentes de la Jefatura de Policía de Canelones, confirmaron a Montevideo Portal que el hombre tiene 44 años y sus iniciales son J.L.D.C.P.
El incidente ocurrió en el entorno de las 20.30 horas de este domingo y las autoridades fueron alertadas a través de una llamada realizada por vecinos al 911.
La casa donde ocurrió el crimen se encuentra en Santa María, esquina Precursores.
Las víctimas son la esposa del sospechoso, Andrea Beatriz Perrotta Bellomo de 39 años. El hijo de la pareja: R.D.C de 14 meses, y la suegra del hombre, Marta Bellomo Garrido de 66 años.
En Uruguay o en el infierno
Montevideo.com.uy
8 de agosto de 2012
El homicida de El Pinar utilizó para sus crímenes un cuchillo que le había obsequiado su concubina y víctima, traído de un viaje a Japón y dijo que la mató porque «lo tenía podrido» la discusión por una propiedad en disputa. Este martes se conocieron los detalles del procesamiento.
Este martes se conocieron los detalles del auto de procesamiento de J.L.D.C, responsable del asesinato de su concubina, su hijo y su suegra, ocurridos el domingo en El Pinar.
Según detalla el texto firmado por el juez Juvenal Javier, el victimario ingresó en la tarde del domingo en una habitación de su vivienda de El Pinar, en la que se encontraba su concubina y su hijo, de 14 meses. J.L.D.C se presentó allí en calzoncillos y camiseta, pero portando un cuchillo, «de importante valor ofensivo», que su concubina «le había traído de un viaje a Japón».
En determinado momento, aunque no se pudo precisar la secuencia de los hechos, el homicida comenzó a discutir con su mujer, quien se pone de pie y comienza a ser agredida con el arma blanca. La mujer levantó al niño, previendo que también podía ser agredido, y el hombre también atacó al menor: «Yo era una máquina, hacía así (hace el ademán de que toma el cuchillo, levanta la mano y tira puñaladas)», dijo ante el magistrado.
Más adelante, se señala que «la Señora M., madre de A. y abuela de R. (concubina e hijo del victimario), ya consumada la feroz e irracional agresión señalada, arriba a la vivienda e ingresa en la habitación, siendo también agredida al darse cuenta de la horripilante escena, por el sujeto en el lugar, con el arma blanca referida, que aún empuñaba. La Señora B. es llevada, a puñaladas, hasta el otro extremo de la habitación, cayendo apoyada en la pared, en el lugar opuesto al que se encontraba ya sin vida su hija A. y al lado de su nietito, este aún con un hálito de vida. Conforme los dichos del indagado ante este Magistrado al respecto, la agresión se produjo «En la misma habitación, ella siempre venía, pero no sé porqué estaba ahí. Yo le dije que me parecía que había matado a A., ella me contestó «donde está?, a ver ayudame, qué hacemos? Qué hiciste?», ahí no sé… si supiera no hubiera matado a ninguno, es lógico. No sé donde le tiré la puñalada, cerca de la cara, estaba parada creo.»
Luego, el asesino se cambió de ropa y se retiró del lugar, avisando a su hermano que había asesinado a su mujer, su hijo y su suegra porque «lo tenía podrido» el no poder alcanzar un acuerdo económico por la vivienda que habitaba.
En cuanto a la pericia psiquiátrica, expresa que el autor del triple homicidio intentó, en su declaración, «justificar lo ocurrido con temas disímiles», y que presenta rasgos paranoicos e insensibles, con trastornos de personalidad de tipo psicopático, y que preguntó, durante el juicio, qué destino tendría la casa que habitaba junto a su mujer e hijo asesinados.
El procesamiento también señala que el homicida «pretendió montar casi una puesta en escena» con «el alegado propósito de darse muerte», algo que no hizo mientras tuvo oportunidad, y que «sólo pensó en huir y borrar las huellas de sus crímenes infames».
Una gallega, su hija y su nieto, asesinados en Montevideo
Laregion.es
11 de agosto de 2012
La suegra del supuesto asesino y una de las víctimas, Marta Beatriz Bellomo Garrido, de 66 años, tenía orígenes gallegos, con raíces en Malpica de Bergantiños (A Coruña). No obstante, el alcalde de este municipio de la Costa da Morte, Eduardo Pardo Veiga, señaló que no conocía a esta mujer y no pudo concretar su procedencia.
La pareja formada por Jorge Luis di Conza y Andrea Beatriz Perotta Bellomo empezó a discutir por la separación. La mujer, que era médica cirujana, cogió a su hijo de 14 meses y se marchó a la casa de sus padres. Desde allí, presentó una denuncia en la comisaría local. Al caer la noche, decidió regresar, pensando que su marido ya no estaría allí. Pero, estaba esperándola.
El móvil económico
Aún no se sabe cómo se desarrollaron los hechos, pero se cree que primero atacó a su mujer a cuchilladas, y después hizo lo mismo contra su suegra, Marta Bellomo de 69 años que llegó con el hijo del matrimonio en brazos, y por último apuñaló a su hijo de 14 meses. Al parecer, lo que originó la irremediable riña fue que la mujer no quería vender la casa en la que vivían, y su marido, sí.
Un vecino de una finca lindante escuchó los gritos y llamó al hermano de la esposa, Andrea Beatriz Perotta Bellomo. Juntos entraron en la casa y se encontraron con el panorama: la mujer yacía muerta, el bebé y su abuela aún agonizaban.
El niño y la mujer de 69 años fueron trasladados al Centro de Salud de la Costa. El bebé presentaba tres heridas cortantes y murió minutos después de su ingreso. La abuela falleció mientras era trasladada a la Asociación Española. La Policía fue alertada de lo ocurrido y pronto desplegó un operativo de búsqueda del autor del triple asesinato. El asesino, Jorge Luis di Conza, de 44 años. huyó de la casa después de cometer el triple asesinato.
La Policía desplegó un importante operativo y también se avisó a la Prefectura Nacional Naval. El asesino fue encontrado el lunes a las 10 de la mañana en las dunas de la playa de El Pinar por efectivos de Prefectura y se entregó sin oponer resistencia.
Se encontraba con la ropa mojada y descalzo, presentando signos de hipotermia, por lo que se le realizó un chequeo médico para comprobar que se encontraba en buen estado de salud. Poco después de ser detenido, el hombre fue trasladado hasta la vivienda de El Pinar, donde se llevó a cabo la reconstrucción de los hechos. Fuentes que investigan el caso indicaron que el homicida contó con todo lujo de detalle lo ocurrido el domingo.
El magistrado tras terminar la instancia aseguró que el hombre no consumió drogas en el momento en el que cometió el triple asesinato.
Tres generaciones de una emigrante gallega asesinadas por su yerno, un empresario uruguayo
Manuel L. Faraldo – Espanaexterior.com
14 de agosto de 2012
Acuchilló a su compañera, degolló al hijo de ambos de apenas 14 meses, y cuando vino su suegra a defenderles, una emigrante gallega de 69 años de edad, también la apuñaló hasta dejarla tirada en el piso. Tres días antes del crimen Andrea, la hija de Marta Bellomo Garrido y madre del bebé, había presentado ante la policía una denuncia contra su compañero por violencia doméstica.
Con total frialdad se cambió de ropa y abandonó su chalet en La Costa de Oro, una zona residencial cercana a Montevideo, caminando hasta la playa pasando allí toda la noche fría al borde del Río de la Plata, donde fue detenido por funcionarios de Prefectura.
Una de las tres víctimas, Marta Bellomo Garrido, fue traída a Uruguay por sus padres que emigraron en la década del 40 desde su Malpica natal. Formó su familia en el que fue su nuevo país junto a su esposo, el contador Hugo Perrota, y en la actualidad vivían en su propiedad del balneario de El Pinar en la Costa de Oro, a unos 40 kilómetros de Montevideo.
Allí la familia Perrota Bellomo era propietaria de una manzana donde además de su casa también habían construido las suyas sus hijos Daniel y Andrea, ésta última estaba viviendo con Jorge Luis D.C.P., un empresario dueño de al menos cinco taxímetros de Montevideo que le fue presentado hace siete años atrás por el propio padre de Andrea, ya que era cliente de su estudio de contador.
«Yo se lo presenté a ella hace siete años», se lamentó Hugo Perrota ante colegas del diario El Observador de Uruguay. «Al principio era todo bandejas servidas, porque nosotros poníamos plata. Él es de guita (acaudalado) también, pero no larga un mango (peso)», les contaba el contador en el Juzgado de la Costa de Oro, mientras espera que el juez Juvenal Javier lo llame para tomarle declaraciones.
40.000 euros desatan el infierno
Dos años después de conocerse, Andrea y Jorge Luis deciden vivir juntos, construyendo el hermoso chalet en la manzana propiedad de la familia Perrota Bellomo.
Andrea, con 39 años de edad, era grado 3 en la Universidad de la República y trabajaba como cirujana en las mutualistas Española, Comeca y Sanatorio Americano. Justamente el 9 de julio pasado habían inaugurado también el Caracalla Spa, un centro de relax y recuperación física en la manzana propiedad de su padre en El Pinar.
El esposo de Marta, aún atormentado por lo vivido recordó que su hija viajó en el 2011 a Alemania a realizar un posgrado, y al regresar le comienza a crecer su panza. «Después que quedó embarazada, él quería que se lo sacase», cuenta explicando que «mi hija dijo que no, y ahí empezaron los problemas».
«Al nene nunca le compró un par de medias ni un chupete. No quería saber nada con él», se lamenta indicando que después del nacimiento del pequeño hace 14 meses la relación de la pareja se deterioró: «ella dormía en el segundo piso y él abajo».
«Mi mujer le lavaba la ropa y se la planchaba. Los gastos de toda la casa los pagaba mi hija», recuerda el esposo de Marta Bellomo a horas de la tragedia del domingo 5 de agosto.
Seguramente todo comenzó a calentarse aún más cuando el jueves 2 -tres días antes del crimen- Andrea fue a la seccional policial a radicar la denuncia contra su compañero por violencia doméstica. Luego se fue a la casa de sus padres con su hijo, donde les dijo que él no se quería marchar de la casa y contó lo ocurrido contra su integridad física.
El domingo discutieron de nuevo y allí le propuso recibir 50.000 dólares, unos 40.000 euros, para marcharse, aduciendo que era lo que había puesto en la construcción de la casa. Sin embargo, Andrea junto a sus padres, Marta y Hugo, pasaron toda la tarde del domingo sacando cuentas porque según Hugo él no había gastado ese dinero en el hogar.
«Es un monstruo»
A las 18.30 del domingo, Andrea fue con el bebé a su casa para buscarle ropa para cambiarlo, pero a los pocos minutos suena el teléfono en la casa de al lado, donde la emigrante gallega le atiende e inmediatamente corta.
Su esposo, Hugo, le interroga si pasa algo, y Marta le responde que la llamaba su hija pero que él no fuera. Evidentemente procurando que no se desatara la violencia en la casa de su hija.
Hugo continuó mirando el informativo dominical nocturno y no escuchó los gritos de su esposa, pero su hijo Daniel sí los oyó y fue corriendo a la casa de su hermana encontrando una escena que jamás podrá olvidar. Su hermana tirada en el piso ensangrentada y totalmente desmayada con su hijo degollado, en tanto Marta, sentada en una silla chorreaba sangre pero le repetía: «es un monstruo, salva a tu hermana, yo estoy bien».
Daniel llamó por teléfono a un vecino, Martín, que se hizo presente rápidamente y le dijo que él se encargaba de Andrea y el bebé, en tanto la emigrante de la Costa da Morte cruzó junto a su hijo caminando el jardín interior hasta llegar al auto que estaba en su garaje. Lamentablemente llegaría a la policlínica de la mutualista Española donde los médicos realizaron todos los esfuerzos pero a los pocos minutos falleció repitiendo «es un monstruo» refiriéndose al múltiple asesino.
Mientras tanto, otro vecino fue a buscar a Hugo, quien llegó a la casa armado con un revólver 9 milímetros, pero solo se encontró con charcos de sangre y el cuerpo de su hija ya sin vida. «Si yo iba antes, no pasa esto», murmuraba en el juzgado. El pequeño también moría en el hospital de Lagomar. «Sentí que el bebé todavía estaba caliente» cuenta Martín que nunca se imaginó vivir aquel infierno.
Triple homicidio en El Pinar (Uruguay)
Crimenycriminologo.com
20 de agosto de 2012
El día cinco del mes en curso una terrible noticia nos llegaba desde El Pinar (Uruguay). El empresario Jorge Luis D. C. terminaba brutalmente con la vida de su esposa, degollaba al hijo de ambos de apenas 14 meses, y cuando su suegra llegaba a defenderles, una emigrante gallega de 66 años de edad, también la apuñalaba hasta dejarla tirada en el suelo sin vida.
Hace unos semanas pudimos disfrutar en ‘CrimenyCriminologo’ de los conocimientos del abogado Gabriel Pombo relacionados con los asesinatos de Jack the Ripper. En esta ocasión, nos habla del triple homicidio de El Pinar como amigo y representante de las victimas y sus familias.
Este crimen lamentablemente le toca muy de cerca. ¿Qué relación guardaba con las victimas y el victimario?
Como bien señalan, este horrible suceso me afectó en lo más íntimo, dada mi amistad con los fallecidos y con los familiares sobrevivientes de éstos.
Se trataba, en el caso de las difuntas Andrea Perrotta (médica de 39 años) y Marta Bellomo de Perrotta (ama de casa de 66 años), vecinas de mi vivienda de veraneo, cuyo trato cultivaba desde hace más de treinta años. A su vez, la casa en la cual moraba Andrea y su victimario se encuentra a menos de cien metros de distancia de la mía. En cuanto refiere a la otra víctima: ¿Qué puedo decirles de la tremenda impresión que me causó haber visto el cadáver del inocente Renato, de apenas 14 meses?
Con el ejecutor mi vinculación era la que se puede tener con un simple vecino o conocido. Una relación superficial y meramente social. Conocí a ese sujeto (Jorge Luís Di Conza) porque era la pareja de Andrea desde más de cinco años atrás.
Se trata de un crimen que ha tenido una gran repercusión mediática…
En mi país Uruguay ha sido enorme la repercusión mediática que han revestido estos homicidios. La sociedad uruguaya está indignada, repugnada y aterrorizada. Se consideró a estos asesinatos parte de una violencia social que se viene incrementando a pasos agigantados y, en particular, se estima a este crimen múltiple como un caso de violencia doméstica motivado por la pasión. Así opinó la prensa, pues no podía saber que este era un crimen muy especial y diferente a los típicos delitos de violencia doméstica, donde el hombre o la mujer asesina a su pareja por celos o por la frustración de no poder reiniciar la relación amorosa o sexual.
Este triple crimen fue diferente, pues aunque hubo pasión enfermiza por cuenta del asesino, a mi parecer, y en base a la información directa que al respecto poseo, la emoción primordial que inspiró estos asesinatos fue la pasión por el dinero. Se trató de horrendos homicidios perpetrados por razones económicas (el asesino creía haber sido estafado y reclamaba dinero a las víctimas) y por venganza (el homicida llegó a odiar a su ex concubina y a los padres de aquella pues consideraba que lo le iban a pagar la cantidad de dinero que él pretendía).
Para que los lectores entiendan este punto, diré que el matador vivió varios años con Andrea Perrotta y tuvieron al niño Renato. Casi al nacimiento del pequeño la pareja se separó de hecho, aunque compartían la casa que había sido construida con dinero de ambos. Ella residía con el bebé en la planta alta y él habitaba en la planta baja. El sujeto reclamaba la restitución de las sumas que habría invertido en la edificación de la finca, y ambos venían discutiendo sobre el exacto importe que le sería reintegrado a éste. Se estaba negociando el asunto a través de abogados.
¿Qué nos podría decir de las víctimas?, ¿y del autor?
Con toda objetividad, expreso que pocas veces las víctimas podrían resultar más inocentes. Andrea, la concubina del asesino, era una destacada médica y profesora de la facultad de medicina muy querida. Marta, su madre, era una señora íntegra y muy trabajadora. La familia Perrotta-Bellomo -ahora atrozmente diezmada- es una familia de gente trabajadora, bien educada y solidaria. La repulsa e indignación que genera su injusta muerte es generalizada en la sociedad uruguaya pero, en aquellos que conocimos a las víctimas, a ese repudio se suma el desconcierto al saber que no eran siquiera la clase de víctimas que podrían provocar una reacción violenta en un homicida.
En cuanto al autor de los asesinatos, lo defino como una persona que se enfermó por ambición y por dinero. Su mente se fue deteriorando, pero eso en absoluto lo exculpa ni atenúa su responsabilidad. Como acertadamente evaluaron los médicos forenses que lo peritaron, estamos frente a alguien que está en dominio de sus facultades mentales y deviene perfectamente imputable, tal cual concluyó el juez de la causa en el auto de procesamiento.
¿Cómo termina el asesino con la vida de su mujer, su hijo y su suegra?, ¿cómo se desarrollan los acontecimientos?
El asesino múltiple atacó premeditadamente a su ex compañera, utilizando al efecto un cuchillo de caza de gran poder ofensivo (No tomó un cuchillo de cocina que casualmente tenía cerca, tras un arrebato de ira, por ejemplo).
Una vez que pone fuera de combate mediante catorce alevosas puñaladas a la inerme víctima, va en busca de su menor hijo y lo acuchilla repetidamente.
A los pocos minutos ingresa a la casa la madre de Andrea, la señora Marta Bellomo de Perrotta, quien vivía a escasa distancia y acudió allí en respuesta a un llamado que su hija le hizo por el móvil pidiendo auxilio. También a ésta infortunada el ejecutor la agrede encarnizadamente de improviso, sin darle tiempo a defensa alguna, y le asesta nueve cuchilladas dejándola mal herida. La señora fallecerá minutos más tarde mientras era trasladada en automóvil por su hijo Daniel en un desesperado intento por salvarle la vida.
Se ha comentado en diversos diarios que el asesino termina con la vida de su hijo, involuntariamente, al ser utilizado por Andrea Perrota, su madre, como escudo para evitar la agresión. ¿Cierto?
Eso fue una burda falsedad del victimario. Mentira que no pudo engañar ni a los forenses, ni al fiscal, ni al juez de la causa penal. El informe forense es muy claro sobre el proceso de las heridas que infirió al menor, lo cual destruye su versión de que Andrea sostuvo al niño en sus brazos mientras él la agredía a cuchilladas. El asesino propaga esa versión tratando de disminuir su culpa, pues como individuo frío e inteligente que es, sabe bien que la ley aplica una pena menor a un hombre que mata a su compañera y a su suegra, pero impone una condena mucho más severa a aquél que además asesina deliberadamente a un menor.
También sabe que dentro de la prisión corre más riesgos (a causa de los códigos carcelarios) de sufrir represalias por parte de los otros presos si reconoce haber matado voluntariamente a su hijo. No son bien vistos dentro de las cárceles aquellos sujetos que asesinan a niños. Por eso pretendió vanamente quitarse responsabilidad alegando haber matado a su pequeño hijo sin querer.
¿Entonces busca el asesino a su propio hijo para terminar con su vida?
Sin duda alguna. Jorge Luís Di Conza asesinó bestialmente a su ex pareja infligiéndole catorce puñaladas, y luego va en busca del niño, al cual le asesta tres cuchilladas: una puñalada en el pecho, otra en la espalda, y una tercera herida se la produce en el cuello, a modo de degollamiento.
¿Había denunciando en alguna ocasión Andrea Perrota a su marido y autor de los hechos?
La única denuncia contra el ex concubino la formuló la víctima Andrea en la comisaría de El Pinar el día anterior al crimen, o sea, el sábado 4 de agosto. Había una denuncia anterior, pero no la había hecho la chica, sino su padre el Contador Hugo Perrotta, quien denunció un altercado que había mantenido con su «yerno», por causa de un hecho menor. Sin embargo, tal cosa se consideró una rencilla de vecinos, y no se tomó como un acto de violencia doméstica realizada por el futuro asesino contra su ex concubina.
Se habla en los diarios que esta era una muerte anunciada, un asesinato que se podía haber prevenido…
La aparente falta de peligrosidad del agresor, su perfil de manipulador, y la violencia psicológica -más que física- que ejercía sobre su ex concubina determinó que ésta no adoptara las precauciones policiales y judiciales apropiadas. Recién lo denunció un día antes de acontecer el crimen, y no llegó a intervenir el Juzgado competente, el cual posiblemente hubiera decretado la expulsión del hombre de la finca conjuntamente habitada por él y por Andrea.
Desgraciadamente las acciones preventivas adoptadas resultaron tardías.
La policía que acudió a la vivienda no localizó al denunciado y se limitaron a dejar bajo la puerta una carta citatoria, en lugar de poner a hacer guardia a un agente hasta que el sujeto apareciera y, entonces, conducirlo a la comisaría. En fin, tampoco quiero cargarle las tintas a la policía. Se trató de un acto de violencia brutal imprevisible, al menos visto de afuera.
¿El autor del crimen tenía la personalidad típica de un maltratador?
Esta es otra de las peculiaridades de este tragedia, el autor no era el típico maltratador el bruto machista que castiga a su pareja y la amenaza a través de actos notoriamente violentos. Jorge Di Conza era y es un manipulador. Un individuo perversamente inteligente. Manipulaba a su compañera en forma psicológica y planteaba sus amenazas de manera más o menos velada. Observó esta conducta de manipulación durante mucho tiempo. Experimentó un cambio al parecer abrupto en los últimos días, cuando se precipitaron las cosas y pasó a hacer amenazas de muerte que ameritaron una denuncia policial de parte de Andrea, la cual fue formulada el día anterior a los crímenes. Pero lamentablemente la acción policial no resultó efectiva y el amenazador no fue detenido.
Aunque el autor ha querido enmascarar el crimen como pasional, ¿se trataría más de un crimen económico?
Como ya he resaltado, el dinero y la enfermiza pasión por el dinero que embargaba al victimario lo fue «envenenando» hasta que perpeto [perpetró] estos abominables atentados.
En el día previo a los homicidios amenazó con que si no le entregaban grandes sumas que él consideraba se le adeudaban (mencionó 150.000 dólares, pero tal cifra es un disparate que sólo cabe en su mente perturbada) asesinaría a toda la familia Perrotta- Bellomo. En particular, el homicida odiaba a su «suegro» social, el Contador Hugo Perrota. Pero una vez que comenzó la masacre no se animó a ir a buscarlo para también matarlo, pues sabía que podía estar armado y que repelería su agresión.
El autor, además de ser un enfermo por el dinero, es un ser tremendamente cobarde. Su cobardía constituyó el rasgo más distintivo y determinante de sus acciones letales. Jorge Luis Di Conza mató por dinero y por venganza, pero su afán de venganza era menos poderoso que su cobardía. Por eso fue que se conformó con victimar a las presas humanas más fáciles e indefensas: su ex concubina, la anciana madre de ésta, y el inocente bebé de catorce meses.
«Yo era una máquina», dijo el triple asesino durante su confesión en el juzgado. Frío, sin un ápice de arrepentimiento, más preocupado por el destino del chalet de El Pinar que por los tres homicidios….
En efecto, en el auto de procesamiento el juez refiere que el imputado le pregunta reiteradamente sobre cómo quedaría ahora el tema de la casa, y si aún ahora podría recuperar el dinero que invirtió en ella. Por cierto que no hay ningún arrepentimiento ni da muestras de empatía alguna hacía sus víctimas.
Como psicópata que es Jorge Luís Di Conza únicamente piensa en sí mismo, y sólo le preocupan sus intereses. En fin, sobran las palabras…
El informe pericial muestra al asesino como una persona violenta, con rasgos paranoicos e insensible, con trastorno de la personalidad de tipo psicopático.
Concuerdo con ese informe. Sin duda esos son rasgos de su personalidad. No obstante, el informe pericial también hace hincapié en la plena imputabilidad del asesino, resalta que es enteramente dueño de sus actos y que mató con total conciencia y voluntad. Es decir, con dolo.
¿Intentó ocultar su crimen Jorge Luis D.C.P?
Notoriamente intentó ocultar sus crímenes. Y aunque sus actos posteriores fueron ineficaces para evadirse a la justicia, lo esencial a enfatizar es que procuró evadirse. No se entregó a la autoridad, sino que fue intensamente buscado por la policía hasta que lo hallaron y lo arrestaron varias horas más tarde.
Se dirigió rumbo a la playa, cercana a pocos metros de la escena del crimen, en vez de irse en su camioneta (sabía que si conducía por la ruta rápidamente lo detendrían). Tal vez llamó con su teléfono móvil a terceros en busca de auxilio, de algún vehículo que lo recogiera en determinado lugar para tratar así de escapar, y no encontró el apoyo esperado. Pero, en fin, esto último es sólo una hipótesis personal, no puedo asegurarlo.
Se debe destacar en este caso la colaboración vecinal. ¿Cierto?
Los vecinos actuaron con gran solidaridad hacía las víctimas y los familiares supervivientes. En especial, subrayo el heroísmo con que actuó el vecino Martín Poi (designado M.P en las actas policiales), que llamado por Daniel Perrotta acudió desarmado a la casa del crimen, a riesgo de que el criminal estuviese agazapado dentro y lo atacara. Este joven vecino trasladó en su coche al bebé Renato, quien aún tenía un hálito de vida, hasta un hospital distante a seis kilómetros del lugar. Lamentablemente su valentía no fue suficiente para salvar al chiquito, que ingresó desfalleciente en el hospital.
Se ha sabido, así mismo, que ha desaparecido material informático perteneciente a Andrea Perrota del lugar de los hechos.
Hubo un hurto en la finca del crimen días después. En lo personal no le concedo importancia a ese hecho. Creo que se trató de una vulgar ratería consumada por ladrones oportunistas, de los cuales hay bastantes en El Pinar, y suelen cometer sus hurtos en invierno aprovechando que los chalets están descuidados.
Alguna cosa más que quiera añadir…
Manifestarles mi gratitud, ya que a través de vuestro prestigioso sitio web permiten que se divulguen estos hechos, lo cual no dudo servirá para que los lectores expresen su simpatía a las víctimas inocentes de esta tragedia y hacia los familiares supervivientes. Fuente: Criminalia.