El 6 de agosto de 1945 Hiroshima es arrasada por el estallido de una bomba atómica lanzada por los Estados Unidos. Fallecen incinerados miles de habitantes de la ciudad japonesa, pero es a un residente en particular de esa urbe, a quien le ocurre algo, tan asombroso y desconcertante a raíz de esa explosión, que desafía todo análisis racional. Amanecer del 6 de agosto de 1.745 dos pescadores se encuentran en las aguas frente a Brighton en la costa de Sussex, Inglaterra, cuando ocurre algo extraño, una gran burbuja que parece provenir del fondo del mar estalla en la superficie, y allí flotando inerte puede verse una curiosa figura, parece ser la de un hombre desnudo y de color amarillento, más asombroso aún, todo su cuerpo está cubierto con tatuajes multicolores representando dragones, serpientes, y monstruos alados de caprichosas configuraciones.
Lo descrito al inicio forma parte de las memorias del reverendo Arthur Titi, , y se titula: “Relación acerca de el extraño ser capturado en el mar cerca de brighton en el condado de Sussex el 6 de agosto del año del señor 1745″. En dicho panfleto, el pastor anglicano explicaba como tras negociar con los dos pescadores, había adquirido los derechos de retener al individuo en cuestión, durante varias semanas para estudiar sus hábitos, e intentar comunicarse con él.Ni el reverendo Titi, o las autoridades de Brighton lo imaginaban, pero aquel personaje era de origen japonés, más aún su aparición en las aguas frente a Sussex, constituye como ya se mencionaba al principio una de las más asombrosas paradojas de las que se escucho hablar.
Antes de lograr escapar desapareciendo en el mar, el misterioso monstruo Sato, escribió en uno de los paneles de la prisión varios jeroglíficos en idioma japonés, sería el contenido de ese mensaje -que en 1745 no tuvo mayor significado para quienes lograron traducirlo-, lo que dos siglos después dio al escritor Gerald Kersh quien había adquirido el libro con las memorias del reverendo Arthur Titi, la clave de algo tan asombroso, que rebasa los límites de lo insólito. Era absurdo, increíble y fantasmagórico, pero el luchador japonés, aparentemente, no había muerto calcinado cuando explotó la bomba atómica el 6 de agosto de 1945, sino que más bien, fue lanzado por algún fenómeno crono dimensional desconocido e inexplicable, dos siglos hacia atrás por aquel estallido nuclear. Fue así como se encontró flotando en el mar al otro lado del mundo, y en otra época, 6 de agosto de 1.745, sin saber lo que ocurría, o porque perdía su pelo, dentadura, e incluso la vida, por causa de la radio actividad. © Horrores revelados.