Las grandes figuras políticas y de la farándula no siempre veranearon en la Costa Atlántica, sino que en los ’30 preferían Punta del Indio, en las márgenes del Río de la Plata.
Hubo un tiempo donde la Costa Atlántica no era el lugar de excelencia para el descanso de las principales figuras de la política nacional y del espectáculo: allá por la década de 1930, el destino por excelencia fue el Hotel Argentino ubicado en Punta del Indio, partido de Punta Indio (sí, se dice exactamente así).
A unos 150 kilómetros de la Ciudad de Buenos Aires y a 500 metros de la costa del Río de la Plata (cerca de la Bahía de Samborombón), Ricardo Bartolomé Astengo Morando construyó en 1934 un complejo hotelero de tres cuadras de ancho, con 74 habitaciones, 35 baños, salón restaurante de cocina internacional, casino privado, sala de billar, juegos de mesa y hasta una caballeriza.
La zona comenzó a desarrollarse y surgieron muchos emprendimientos turísticos, como la Hostería Suiza, la de Llao Lito, Los Talas y la Hostería Mengoni. Cuando surgió la empresa Río de La Plata, un servicio pullman desde Plaza Once -aunque con mucho menos confort que los micros de hoy- amplificó el impulso que se le estaba dando a toda la región. El que iba en auto, tenía un atractivo más: dejar el vehículo sobre la Ruta 11 y tomarse un tranvía tirado por caballos.
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Pero Punta del Indio es un bastante complejo a nivel climatológico: si una simple sudestada nos causa grandes dolores de cabeza en el área metropolitana, con la cantidad de edificios que tenemos, imaginen tener esos temporales varias veces por mes donde las defensas son casi exclusivamente naturales. Algo que, para colmo, va en aumento por el cambio de las corrientes marinas y el crecimiento del río.
Y encima, para lograr el crecimiento turístico de los ’30 y ’40, en distintos lugares se fueron removiendo los juncos que -juntos- hacían una gran barrera de contención. ¿El resultado? El Río de la Plata comenzó a golpear con fuerza en esos sectores y, por ejemplo, ganó las ¡cinco cuadras! que separaban el frente costero del Hotel, que terminó colapsando y quedando en ruinas.
Ese enorme furor turístico fue decayendo y, con el desarrollo de la Costa Alántica más las distintas rutas provinciales, autovías y autopistas, el público se fue alejando cada vez más de este balneario. Curiosamente, estas ruinas son parte de los muchos atractivos que convocan hoy a los turistas que buscan paisajes increíbles y tranquilos, pero también con una variedad de actividades acuáticas.
Y en definitiva, hoy que todo el Parque Costero del Sur -la margen del río entre Magdalena y Punta del Indio- es una Reserva Mundial de Biosfera protegida por la UNESCO, no es sólo un destino recreativo maravilloso sobre el que vamos a seguir hablando en próximas notas, sino también una clara oportunidad para reflexionar sobre cómo interactuamos con la naturaleza. © Historias, Misterios, Mitos y Leyendas de Argentina.