En Navidad casi todo aumenta. Las calles se iluminan, salimos, compramos, comemos y bebemos, pero todo mucho más de lo habitual. Igual ocurre con nuestra activación y expresión sexual. Al menos eso han determinado los estudios liderados por Joana Gonçalves-Sá y Luís Rocha, realizados por la Universidad de Indiana y el Instituto Gulbenkian de Ciencia en Portugal. Las cifras no engañan y septiembre es el mes que más nacimientos registra. ¿Seremos también más fértiles en Navidad? ¿No era en primavera cuando la sangre se nos altera?
La felicidad nos excita
Parece no ser una cuestión de fertilidad, sino de frecuencia y estado de ánimo positivo para relacionarnos sexualmente. Las vacaciones tiene mucho que ver con nuestro estado sexual, lógicamente. A mayor relajación, mayor deseo y excitación. Además, el ambiente festivo, el romanticismo de la decoración navideña, casera y callejera, y el calorcito que ofrece el hogar, también animan y nos aproximan a la pareja.
Sin embargo, y contrariamente a los que se pudiera pensar, los ciclos reproductivos humanos no se ven tan afectados por los ciclos estacionales, dependientes de los hemisferios, ni las horas de luz o sol. Según el estudio citado anteriormente y publicado en la revista Scientific Reports, los factores culturales, las vacaciones, las fiestas y las reuniones familiares, tienen mayor influencia tanto en las fechas de concepción como en nuestra activación sexual general.
Los investigadores afirman que «el motor cultural de los ciclos reproductivos depende del estado de ánimo colectivo de las sociedades humanas» y que «los ciclos reproductivos humanos son impulsados por la cultura». Observaron que los picos de interés en el sexo, basándose en las búsquedas en internet, se daban en torno a festividades religiosas orientadas a la familia, en diferentes hemisferios y culturas.
Pero no todas las festividades exhiben este efecto de activación o búsqueda sexual, ya que en las de Pascua o Acción de Gracias no se produce. Otras, sin embargo, resultan más propicias para la excitación sexual, como la Navidad y el Eid-al-Fitr o la finalización del Ramadán. Estos, «tienen modos propios únicos que conducen a un mayor interés en el sexo a nivel poblacional. Son los que generan estados de ánimo más felices, siendo esta emoción colectiva universal, con celebraciones culturales más tranquilas y menos controladas o restrictivas», lo que se ve asociado con un aumento del interés por el sexo.
Unido a esto, las fiestas donde la infancia cobra gran importancia, aumenta la probabilidad y el deseo de aumentar la familia y, por tanto, estar más motivados para ser padres y madres. Dado este enfoque en los niños y la familia en Navidad, «es razonable considerar los desencadenantes psicológicos y simbólicos del comportamiento observado», afirman, «aunque las vías neurológicas y bioquímicas implicadas en tales respuestas aún se desconozcan.»
Los investigadores matizan que, «las festividades musulmanas que no siguen un calendario solar presentan un interés en el sexo que varía de acuerdo con su calendario religioso», proporcionando esto un apoyo adicional a esta hipótesis cultural que defiende.
Implicaciones para la Salud Pública
El descubrimiento del estudio desarrollado por el equipo de Gonçalves-Sá y Luís Rocha sobre el efecto cultural en el aumento de interés y activación sexual, conlleva implicaciones, más allá de la curiosidad que pueda generar. Prever intervenciones importantes a nivel social, político y para la salud pública, sería fundamental, pudiéndose anticipar las medidas a tomar, tanto en hospitales y centros de salud, como en otras instituciones que realicen pruebas de detección de infecciones de transmisión sexual ITS, viéndose reforzado el servicio y presencia en las festividades asociadas, como la Navidad.
Igualmente, tras estas fechas, habría que estar preparados para un posible aumento de embarazos no deseados, realizando campañas de concienciación previas. Incluso, ayudaría tener en cuenta en atención primaria y ginecológica el aumento de embarazos deseados para reforzar y ofrecer un servicio y atención adecuados.
En Navidad también nos pone a mil…
Pero hay otras cuestiones asociadas a la cultura que nos ayudan a activar el deseo.
- Comer. El aumento del consumo de alimentos también aumenta el interés sexual. Sin embargo, los autores del estudio, aseguran que no aparece este aumento en todas otras festividades donde se aumenta la ingesta de alimentos, como ocurre en la celebración de Acción de gracias en Estados Unidos o la semana Santa Francesa.
- Beber. El consumo de alcohol puede afectar, por supuesto, nos desinhibe y quizá una parte de ese ‘baby boom’ de septiembre, se deba a imprudencias en cuanto al mal uso o la ausencia de anticonceptivos. Pero el estudio defiende que más peso tienen las fiestas y la alegría de encontrarnos con la familia y las amistades, nos hacen ponernos más rumberos.
- El calorcito. Para solventar los efectos del frío invierno lo mejor es compartir mantita y sofá con la pareja o la persona que te gusta. La proximidad física y el calor generado por los cuerpos, contribuyen en la activación del deseo. Y si hay chimenea, más aún.
- Regalos. Cuando se regala o recibe un obsequio, se genera un vínculo de unión y afecto. Es una forma de agradecer y reforzar la compañía y las experiencias vividas, incluso de limar asperezas. ¿A quién no le agrada recibir uno? También resulta muy gratificante dar sorpresas y ver la cara de alegría al recibirlo. Esto une afectiva y emocionalmente y se generan sensaciones de cariño compartidas, lo que favorece la activación sexual.
- Cumplir objetivos. Se acaba el año y recuerda todos sus propósitos no cumplidos. Entre ellos quizás este pasar más tiempo por con la pareja, hacer más el amor o quizá ir en busca del bebé. Todo esto motiva para buscarlo en una época tan familiar.
En cualquier caso, si la sexualidad le quedó pendiente el año pasado. Recuerde que ahora tiene todo un año para que no le ocurra lo mismo la próxima Navidad. Fuente: El Mundo.